Los minutos que tardamos en llegar al hospital más cercano fueron eternos y cargados de una falsa parsimonia que estallaría en cualquier momento.
Sostenía a Blair entre mis brazos y la apretaba contra mi pecho mientras el silencio entre nosotros se extendía mortalmente. Holden miraba a su hermana con fijeza, apretando con sus manos la herida de su vientre con los ojos rojos y llorosos. Aedus conducía con rapidez y la tensión en sus hombros no pasaba por alto, conteniendo su verdadero sentir. Maxwell no había dicho ni una sola palabra, pero sabía la furia que contenía su expresión tensa y oscura.
Sentía que estaba viviendo en otra realidad, pese a ser consciente de que este era el riesgo de estar en una vida de mierda como esta. Aún así, no he dejado de ser humano y de sentir dolor, furia y mucha frustración.
No podía dejar de pensar que no habíamos llegado a tiempo para ahorrarle tanto dolor.
Las heridas en su rostro y en general en todo su cuerpo parecían un corazón, latían y supurab