Roy
Al parecer pasamos el resto de la noche juntos, por que al despertarme con los gritos de mi madre, Iris aún estaba recostada sobre mi pecho con mis brazos a su alrededor. Traté de calmar a Mirta para que no se desquitara con Iris, pero no alcanzamos a decir mucho antes de que nos llevara al registro civil.
Hizo un bochornoso escándalo para que nos permitieran casar ese mismo día; incluso llegó a gritar cosas insinuando que Iris podría estar embarazada. Pero pese a la vergüenza que nos estaba haciendo pasar, estaba más que feliz con la idea de pasar el resto de mi vida junto a ella, y no me importaba casarme o no, solo necesitaba que ambos estemos juntos.
En secreto me acerqué a hablar con el juez para explicarle lo que había sucedido, le dije que no era correcto casarnos aún, y menos por un error de dos niños inconscientes; también le prometí que me haría cargo de ella y que no volvería a pasar algo así, o por lo menos no al menos que ambos estuviéramos sobrios y dispuestos.