Ínsula es una isla protegida por una barrera mágica en la que vampiros, licántropos y cazadores, pueden vivir medianamente en armonía junto a los humanos. En ella cada uno de sus habitantes puede tener una vida considerada "normal". Nuestra protagonista principal es Iris, una joven que perdió a sus padres a temprana edad. Debido a esto se crio con su ambiciosa tía, junto a su atractivo y musculoso primo Roy. Su vida transcurre "tranquilamente" hasta que conoce a Eloy, su primer y más grande obsesión. Desde que lo conoce siente que puede tirar todo por la borda, sus propias metas y deseos; en su mundo, todo comienza a girar en torno a él. Pese a esforzarse por romper estas cadenas con las que se encuentra atadas, vuelve a caer una y otra vez con las mismas piedras. Entonces... ¿Podrá Iris recuperar el control de su herencia y su vida? ¿Podrá irse de la isla como lo tenía planeado? ¿Seguirá al pendiente de Eloy o podrá darle fin? ¿Cerrara su corazón o lo intentara una vez más? Acompáñame a descubrir las repuestas a estas preguntas, y mucho más, en esta nueva y sensual historia. Advertencia/spoiler: Muchos y/o una buena cantidad de capítulos, tendrán escenas para mayores con descripciones explicitas, y otras que no tanto. Esta es una historia en desarrollo, por lo que aún no puedo decir específicamente cuántos o cuáles capítulos serán. Desde ya muchas gracias por darle una oportunidad, espero que disfruten la lectura.
Leer másIris
—suspiro— ¡Otra vez lunes!
Mis párpados se quieren abrir, hay algo que sigue molestándome; pese a esforzarme por seguir durmiendo, mis ojos no dejan de picarme; trato de ver qué es, al abrirlos puedo ver que era un pequeño rayo de luz que me apunta directo desde la ventana.
Por más que haya apagado la alarma antes de acostarme, la misma naturaleza me obliga a despertar.
Cada Domingo por la noche me arrebato y me digo a mi misma "¡Basta! ¡A partir de mañana haré lo que yo quiera!", pero de alguna manera u otra, termino atrapada nuevamente en la monotonía de mi vida.
Otra vez lunes, es el día en que empieza la semana y junto con ella también la Universidad; hoy como siempre debo de asistir a clases, me guste o no, no tengo otra opción. Empujada por la memoria muscular de mi propio cuerpo, me levanto y voy directo al baño, sin si quiera terminar de despegar mis párpados.
Y ahí estoy yo, veo mi reflejo en el espejo mientras me cepillo los dientes.
Ajusto mi camisón marcando mi silueta y me miro de arriba abajo
—¡En verdad te ves bien Iris! —me digo mirándome al espejo, aún con el cepillo en mi boca, girando mi cuerpo de diferentes maneras para poder ver mejor mis laterales— Aún con esas ropas viejas… —suelto la tela y luego continúo cepillándome; si no me animo yo misma, nadie más lo hará por mi.
Detrás de mi imagen puedo ver a Roy ingresando adormecido, el precioso bebé de mi Tía Mirta. Como siempre, entró sin tocar la puerta, cubierto solo por un bóxer a líneas rojas y azules, parece que aún no ha notado mi presencia. Llevamos tantos años conviviendo, que ni me gasto en decirle nada; solo espero pacientemente a que termine de orinar, evitando emitir cualquier sonido que lo alerte, incluso mi corazón deja de funcionar por esos segundos.
Después de que mi primo se va, por fin puedo volver a respirar y sentirme cómoda.
Tras escupir la pasta de dientes, me meto a la ducha rápido antes de que Roy termine de desayunar.
—Uffff —respiro profundamente— Logré terminar de vestirme y él aún sigue abajo. Puede que hoy sea un buen día...
—¡¡¡Iris!!! ¡Te buscan! —grita mi tía desde la entrada de la calle.
En cuanto escucho su voz, automáticamente tapo mis oídos, sus gritos siempre lastiman mis tímpanos.
Me acerco a la ventana para ver quién es, al levantar la cortina puedo verla
—inhalo y exhalo profundamente— Retiro lo dicho… —digo para mi misma al reconocer a esa visita indeseada; luego me apuro en bajar, antes de que mi tía vuelva a gritar con esa estridente voz que se carga.
Al llegar a la sala, paso sigilosamente por detrás de Roy que aún está sentado desayunando.
Una vez llego a ellas, le sonrío a Mirta para darle los buenos días, a lo cual ella solo me imita y vuelve a entrar a la velocidad de la luz; como si cualquier tiempo de más al lado de esta mujer la fuera a contaminar.
—¿Qué sucede Shannon? —le digo a mi "amada" prima.
—¡Iris! —dice mientras trata de mirar por la puerta abierta.
—No pierdas el tiempo Shannon, Roy esta en la cocina y no podrás verlo desde aquí. —me mira indignada.
—¡¡No estoy tratando de ver a tu sexy primito cielo!! —exclama con esa voz de niñita consentida que tiene, mientras trata de hacerme unos pucheritos que me dan náuseas.
En verdad es la mujer más insoportable que he conocido a lo largo de mis diecinueve años; si no fuera por que básicamente es el único ser humano con el que comparto algún lazo de sangre, hace tiempo que me hubiera desecho de ella.
—se cruza de brazos y da golpecitos con su pie izquierdo, mientras se palmea la mandíbula con uno de sus dedos— Mmm... ¿Qué te iba a decir? Hmm... —continúa, jugando con su cabello lastimado; por el agua oxigenada que se tira cada que las raíces se asoman ("es mi color natural", me dijo la primera vez que la vi después de años).
—No lo sé Shannon, si no lo sabes tu... —le digo apretando dientes, con una forzada sonrisa.
—¡Ahhhhh! ¡Me acordé! Mmm... ¿Hoy puedes cubrir mi turno en la biblioteca? —me pregunta acurrucándose, como si para verme a los ojos se viera obligada a agacharse.
¡Mido uno sesenta y tres! Son solo DOS centímetros menos que ella ¡pero no! ¡Soy demasiado baja! Debe doblarse toda para que podamos estar a la misma altura.
—No, lo siento —le respondo mientras la arremedo.
Por lo general le diría que si a todo, con tal de que se vaya o me deje en paz, pero lamentablemente en esto no le puedo seguir el juego. Ella tiene el peor turno en la biblioteca, siempre esta lleno de vampiros y hombres lobo; pedirme que conviva con ellos es como dispararme en el pie.
—¡¿Segura cariño?! —me pregunta encimándose.
—¿Que quieres decir? —apoyo mi índice en su frente y la empujo alejándola de mi.
—¿Piensas que no se que hoy no tienes materias por cursar? —quedándose en silencio me sonríe e inclina su cuerpo a mi izquierda, mirando hacia la puerta entreabierta, luego vuelve hacia mi y continúa— ¿¡Me pregunto que diría tu bella familia si se enteran de que vas a ese agujero incluso en tus días libres!? —a medida que suelta su amenaza, va subiendo el tono de su voz.
—¡¿Estas loca?! —le digo entre dientes a la vez que me apresuro en taparle la boca, mis ojos están a punto de salirse de mis cavidades oculares.
—se endereza y quita mis manos— No mi cielo, solo te estoy pidiendo que me cubras esta noche. Pero por tu reacción, creo que mejor podríamos cambiar de turnos ¿o tu que piensas?
Listo, me atrapó y lo sabe… ¿qué más puedo hacer?
Si no le sigo la corriente, le dirá a Mirta y Roy que voy a la universidad incluso cuando es innecesario; si se enteran de que paso más tiempo del que debería en ese lugar que tanto odian, seguramente me prohibirán volver. Ir a estudiar me da igual, pero si ya no puedo ir allí, no tendré excusa o lugar a dónde pueda escapar.
¡¡Definitivamente no puedo estar veinticuatro siete en esta casa!!
Mi cabeza es un lío, toda clase de pensamientos cruzó por mi mente antes de reaccionar a su propuesta.
—¡¿Y mi cielo?! ¿Qué dices? —me apura Shannon.
—De acuerdo... —otra vez fui traicionada por el modo automático de mi cuerpo.
Ni siquiera terminé de analizar las posibilidades en mi mente, que ya mi boca se movió sola.
Después de conseguir lo que buscaba, Shannon se va sin más, solo dijo "ok" y se fue con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Y ahora? ¿Como se lo digo a estos dos?
Respiro hondo y sacudo toda la mala energía que me dejó Shannon. Como si no hubiera pasado nada, entro tranquilamente y me uno al desayuno.
—¿Y?¿Qué quería esa niña? —pregunta mi tía malhumorada, y luego deja caer frente a mi un plato con huevos a medio coser.
Mirta en verdad odia a mi prima; en parte es mi culpa, pero bueno, que más da.
—Nada tía, parece que hubo un error en el registro de la biblioteca —le digo haciéndome la tonta, y disimulando me voy a servir un poco de leche.
—¿Eso qué significa? —replica Roy, mirándome directamente a los ojos.
Mi corazón volvió a pararse, incluso mis pulmones no podían seguir trabajando, me congelé por completo.
—¿Iris? —dice mi tía, sacándome del trance.
—Al parecer tendré que ir en otro horario... —sigo con la mentira mientras tomo mi asiento nuevamente.
—¿Qué horario te tocó cariño? —Mirta sigue con el interrogatorio, un poco distraída porque le está preparando unos emparedados a su bebé.
—Lunes y miércoles por la noche, y... los fines de semana tendré que quedarme a dormir allí.
—¡¡¿QUÉ?!! —pregunta Mirta dejando caer la fiambrera.
Roy no dijo nada, pero bajo la mesa apoyó su mano sobre mi muslo y lo apretó, aplicando lentamente más fuerza a medida que sigo sin responder.
Lo sabía, definitivamente tendré problemas.
Iris Estaba tan desesperada que no sabía qué más hacer, de los nervios hasta se me olvidó que podía llorar nuevamente para conseguir más lágrimas, y al recuperar la cordura fue lo primero que intenté, pero por más esfuerzo que hacía no parecía funcionar. Lloré tanto durante los anteriores dos años que parecía un mal chiste no poder hacerlo en un momento tan importante como ese, sin embargo era así, no quería salir ni una sola gota sin importar que llevaba varios segundos sin pestañear. Entonces recordé que en mi vieja habitación debía de estar el tubo que guardé cuando mis padres no volvieron, y sin pensarlo dos veces corrí por él. Busqué por toda mi habitación sin encontrarlo, y cuando lo hice ya estaba roto debido a que había tirado todas las cosas que se cruzaban en mi camino sobre el. Me enojé tanto conmigo misma que comencé a llorar de la frustración que sentía, y cuando caí en cuenta de lo que estaba pasando volví a la cocina y dejé caer mis lágrimas sobre aquel recipiente; no
IrisLuego de que ambos volvieran, mi madre tomó una caja plateada del maletín que había traído mi padre, y de este sacó lo que parecía ser un bisturí e intentó cortar el abdomen de la mujer que no paraba de rogarle que no lo hiciera. Después de haber insistido e insistido, en algún punto la mujer pareció darse cuenta que nada de lo que haría le serviría para evitar la acción de mi madre, y fue en ese preciso instante que se quedó mirando hacia la grabadora con gran melancolía; por esos breves segundos parecía estarme viendo a mí, que quedé hipnotizada con la tristeza de sus ojos, a la vez que una fuerte punzada penetraba en mí alma quebrando mi interior en mil pedazos.Haciendo caso omiso a la mujer suplicante como era de esperarse, mi madre continuó con el corte, y una bolsa transparente con una pequeña criatura dentro salió de un brinco, una criatura cuyo torso parecía ser el de un bebé humano, pero con orejas grandes, puntiagudas y muy cartilaginosas, que en su parte baja tení
Iris Luego de haber estado tirada e inmóvil por no sé cuánto tiempo, al levantar la mirada lo primero que vi es un estante lleno de esos videos antiguos, de esos que son como cajas negras rectangulares con dos agujeros en el cuerpo, y junto a este en la pared detrás de la escalera había una especie de mesita de luz vieja sin cajoneras, que tenía encima un televisor antiguo de esos que tienen una enorme caja en la parte trasera, y debajo de este tenía un aparato con la entrada para esos cassette. Creí que al estar esas grabaciones en la habitación secreta de mis padres, quizá podría hallar las respuestas que necesitaba en ellas, así que inmediatamente comencé a buscar la manera de encender aquel conjunto aparatoso, y pese a que me costó entenderlo finalmente lo logré después de varios intentos.Tomé la primera caja que estaba al alcance de mi mano y la introduje en el reproductor, era una grabación de mis padres y yo en nuestro día a día. Comencé a llorar de la emoción y alegría q
IrisDurante aquella semana viví mi vida como si estuviera en unas vacaciones junto a mi pareja, creí que tanto Roy como Tadeo vendrían de vez en cuando, pero al parecer optaron por darnos algo de espacio, lo cual agradecí enormemente porque disfruté al máximo tener tiempo a solas para nosotros dos. Fue su compañía en esos días cruciales lo que me ayudó a reponer mis ánimos más pronto de lo que esperaba, tener a Eloy a mi lado durante esos momentos de debilidad hizo que me fuera más fácil superar los altibajos; pese a que estaba más que dispuesta a dejar el pasado atrás, tenía algunos episodios en dónde la tristeza y la impotencia me envolvían, pero al ser un ser humano le resté importancia, creí que también tenía derecho a recaer de vez en cuando. Pero como suelen decir “Todo lo bueno debe terminar”, y ese pequeño periodo de paz no sería la excepción para mí…—¿Despertaste? —dijo Eloy apenas notó en mi reflejo que abría los ojos.—¿Vas a salir? —le pregunté entristecida, al ver
Iris Tras tomar el cuchillo perdí el control de mis acciones, no sé bien por cuanto tiempo ni cuantas veces lo hundí desesperadamente, solo sé que en algún punto perdí el conocimiento una vez más. Cuando volví a abrir mis ojos ya estaba en la cama de mis padres, no había ido allí desde que ambos habían desaparecido; me sorprendió que los muebles aún pudieran conservar la esencia de aquellos años de felicidad y el aroma de ellos dos.Estupefacta por el sonido que provenía del piso de abajo, me levanté con la tonta ilusión de que mis padres estarían allí preparando el desayuno como solían hacerlo. Paso a paso me fui acercando a la cocina, guardando la esperanza de que por alguna especie de milagro hayan podido volver justo en ese momento que tanto los necesitaba.—Despertaste preciosa, ven siéntate aquí —dijo Tadeo mientras corría la silla que estaba frente a mí— Te preparé una deliciosa comida, te…—¿Estás seguro que tú lo preparaste? —preguntó Roy mirando a Tadeo seriamente tra
IrisAsí que a esto se refieren con el sonido relajante del mar, no recuerdo si alguna vez me acerqué a estas aguas de niña; pese a vivir en una isla no creo haber ido a la playa ni una sola vez, lo cual ahora que sé la verdad tiene bastante sentido, no era algo conveniente para mis padres.Si me preguntan cómo llegué a este peligroso acantilado, dónde sin temor a caer jugueteo con mis pies libremente mirando asombrada su tan maravillosa estructura, debería empezar por el día en que visité a Shannon después de llevar meses sin verla:—¿Iris? ¿Qué haces aquí? —preguntó Shannon al abrir la puerta.—¿Qué quieres decir? ¡Tú me pediste que viniera! —le respondí medio exaltada y medio a risas, parecía ser un mal chiste, pero su sincera expresión de sorpresa me hizo entender que no era así.—No entiendo —me dijo extrañada, y luego de una breve pausa continuó— Ven, pasa, hablemos adentro —agregó dejando la puerta abierta.Shannon entró primero sin darle mucha importancia a mi inesperada
Último capítulo