149. Son especiales
149 SON ESPECIALES
Penelope
El aire es seco, y el calor del desierto se siente implacable mientras avanzamos por el terreno rocoso. Las montañas se alzan imponentes a nuestro alrededor, sus sombras alargadas ofreciendo un leve respiro del sol abrasador.
El líder de la manada, un lobo de complexión fuerte y mirada aguda, nos guía con una desconfianza evidente.
Su cuerpo tenso y sus constantes miradas hacia atrás reflejan su recelo. A pesar de la aridez del paisaje, el ambiente está cargado de tensión, como si la misma tierra supiera que algo importante está a punto de suceder.
Camino junto a Nick, sintiendo la energía contenida en cada paso que damos. Mi corazón late con fuerza, y aunque todo en mí quiere correr hacia Lila y mis hijos, sé que debo mantener la compostura.
No es fácil. La ansiedad se enreda en mi pecho, y el temor de que algo salga mal me consume. Aún así, me esfuerzo por mantener mi respiración controlada y mis pensamientos enfocados.
Nos detenemos en un claro rocoso,