—Hija, levántate —dijo Jaime.
—Necesito dormir, estoy muy cansada.
—Solo será un momento.
Abrí la puerta, y ahí estaban Jaime y Nathan parados en mi puerta, no los miré a los ojos y me volví a acostar, arropándome por completo con la colcha,
—Te tengo que pedir un favor, sé que nuestra relación se desmoronó, pero te prometo que solo quiero recuperar a mi hija.
—No soy tu hija.
—Yo te crie.
—Me arrebataste de mi verdadero padre, eso no te da derecho a llamarme hija.
—Algún día entenderás de que él no era un verdadero padre, vender a su propia hija por problemas de drogas…
—Es la misma mentira que le dices a las chicas que traes aquí como a Lupe.
—Ella es ingenua, cree cualquier cosa que le diga y ordene.
—Así como yo te creí por bastante tiempo.
—He cambiado, he recapacitado, y quiero que mi hija vuelva a confiar en mí.
—Eso no va a pasar, yo también he cambiado y para bien.
—Te puedo asegurar que tu padre también, solo debes darme una oportunidad.
—¿Quieres que te de una oportunidad?