La suerte ha sido echada, y ahora solo queda seguir adelante con lo que se ha iniciado. Dejo que el dolor de mi corazón me guíe en mis pasos, que la rabia y la desesperación me impulsen hacia adelante. Olvido todo lo que soy y fui, todo lo que me hacía ser quien era. Nada de eso importa ahora sin Ginebra. No me importa la corona, no me importa el reino, no me importa nada. Solo me importa hacer pagar a Dorian por lo que ha hecho, por haberme quitado a la persona que más amaba en este mundo.
Mi corazón late con furia, mi respiración es agitada y mi mente está nublada por la ira. No soy más que un animal herido, luchando por sobrevivir y vengarse. No hay pensamiento racional en mí, solo instinto y emoción. Y es así como avanzo, como un guerrero cegado por la furia y el dolor, decidido a hacer justicia por mi cuenta.
—¡Retirada! — Se escucha el grito de Dorian a la distancia mientras monta su caballo e intenta volver a la seguridad de sus tierras.
De forma inmediata mis ojos se posaron e