El restablecimiento de Daniela fue lento y difícil, pero bastante eficiente cuando llegó a casa una tarde y encontró a Marianela y a Nardo preparando la cena sin sus padres, quienes se encontraban plácidamente durmiendo la siesta. Daniela agradeció que Nardo colocara en sus manos un plato de tagliatelli (tallarines) con salsa y carne cocinado en el horno de microondas. De repente sonó el timbre y Marianela fue a abrir la puerta, al regresar le dijo.
—Dani te busca un caballero — Marianela al ver el gesto de angustia de su hermana se apresuró a decir — Es tu amigo Raúl.
Daniela experimentó alivio y decepción a la vez.
—Dile que estoy ocupada…
—Pero me dijo que no aceptaría un no por respuesta.
Nardo intervino.
—¿Quieres que hable con él? Si no quieres verlo, no estás obligada a hacerlo.
Daniela suspiró con resignación y tratando de sonreír le respondió.
—Tranquilo cuñado, yo hablaré con él no pasa nada.
Daniela se dirigió a la sala principal y encontró a Raúl de espalda observ