Capítulo 447
—Cree lo que quieras, ¡pero después de pagar todo esto, más te vale irte! —Marina recordó algo, señaló a Dylan y luego se giró hacia Ricardo y la cajera, que estaban en la barra.

—¡El almuerzo no lo cubre este tipo, lo suyo lo paga él!

—Ok, como diga, señorita —respondió la cajera, que al ser mujer, se puso sin pensarlo del lado de Marina.

Una vez que pagaron, las bebidas ya estaban listas. No quisieron quedarse más tiempo ahí y se fueron con todo directo a la camioneta.

Ya no querían seguir bajo la mirada de la gente.

Cuando se dieron vuelta, Dylan ya se alejaba, con la cara baja y la vergüenza encima, esquivando las miradas que lo señalaban.

En la camioneta, Ricardo no había comido mucho, pero de repente empezó a quejarse.

—Amor, ¡me siento tan triste! ¡Ya estamos casados y todavía hay gente que no cree que seamos marido y mujer!

Le mostró la mano izquierda, moviéndola frente a Marina.

—Ni siquiera tengo puesto el anillo, ¡y menos hablar de la boda! ¡Ni dormimos juntos ni nada, dime
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