—Solo necesitas una semana. Recuerda estar en Chatelet el día 21 para cuadrar todo con el representante.
A continuación, le enviaron el contacto de un representante del gobierno de Chatelet.
—Ok.
Una semana después, ya con los bocetos listos, Lorena abordó un avión rumbo a Chatelet.
En primera clase, justo cuando se acomodaba en su asiento, una voz familiar resonó a su lado.
—¡Doña Lorena!
Adrián apareció nuevamente, con su tono enérgico.
—¿Adrián? ¿Qué haces en este avión? —preguntó Lorena, sorprendida y desconcertada.
—¡Pues viajando! —respondió Adrián, sentándose en el lugar junto a ella.
—¿Y en el mismo vuelo?
—¡Exacto!
La incredulidad se reflejaba en la cara de Lorena.
Adrián, riendo, explicó:
—Fue Marina quien me contó. Dijo que ibas a Chatelet por trabajo. También me dio el número de vuelo y tu asiento.
—Es perfecto, ¡podemos ir entonces juntos!
Mientras hablaba, Adrián sacó su celular y se tomó una foto con Lorena, quien estaba distraída buscando su celular.
Rápidamente añadió