Límites de fuego.
Gia.
Estoy atrapada. Perdida en la profundidad de su oscura mirada que me declara que no tolera que yo sea de otro hombre, de ninguna manera. Me eriza, hasta la medula. Y me encanta su dominio, estas ganas que tengo de pertenecerle, de sumirme en él; dejar que haga lo que quiera con mi cuerpo, pero no con mi vida.
Me hice una promesa a mí misma de que no dejaría que Arthur volviera a manipularme. De que no permitiría perderme a mí misma por él. Y sé que no ver más allá de su acto posesivo y celoso, me costará otras cosas más tarde.
Tragando hondo, pero con la boca seca, mi mano va hacia su pecho duro y agitado. Lo miro en el momento en que lo alejo ligeramente. Su agarre en mi cintura vacila. Sus ojos parpadean, confundido, pero abre ligeramente la boca cuando finalmente lo empujo más fuerte, aunque no agresivo, para apartarme de él y cruzarme de brazos.
Tomo un respiro antes de hablar, sabiendo que también estaré en una línea peligrosa a partir de ahora.
—No voy a tolerar este tipo de