Pov. Val

Hoy es una noche especial, y me vestí para ella. Llevo un vestido negro corto de cuero, ceñido a mi cuerpo, resaltando justo lo que tiene que resaltar.

Unas medias negras altas, que dejan ver un pequeño tramo de piel entre las medias y el vestido.

Labios carmesí, fusta en mano, tacones negros de suela roja, orejitas de conejo altas…

Y, por supuesto, mi antifaz.

Salgo de la habitación. Salgo a buscarlo.

Hoy más que nunca lo necesito.

Hoy más que nunca… lo quiero dentro de mi.

Pero al mismo tiempo me abruma.

Pensar que este fin de semana no lo veré, que no lo tendré…

¿Qué voy a decirle?

Ay, Valentina… ¿en qué lío te has metido?

Llego al gran salón.

Lo veo, de pie junto a la mesa de pasapalos, conversando con otro hombre.

Camino hacia él, con paso firme, pero sensual, sin quitarle la mirada de encima.

Cuando me ve, se le escapa una sonrisa —esa sonrisa torcida que amo—.

Esa que me enciende, que me enloquece, que me rompe y me reconstruye.

—Caballeros —digo al llegar, marcando c