POV Dominic
Mi cerebro me regaña.
¿Por qué la tocaste?
Sí, lo sé. Sé que no debí.
Debí ser más fuerte, más contenido, más frío.
Pero esta mujer… esta mujer sabe colocarse en todas las formas posibles para quebrarme.
¿Cómo es posible que solo con rozarme con su trasero me vuelva completamente loco?
Era urgente, desesperado.
La necesitaba.
Mi sexo palpitaba como si la sangre quisiera salirse por ahí.
Si no hacía algo, iba a estallar.
Por eso le agarré el trasero.
Para sentirla.
Para suplicarle con el tacto.
Para pedirle, sin palabras, que parara ese juego y me dejara enterrarme en ella.
Obviamente, no fue así.
Ella me amarró a la cama. De manos y pies.Boca arriba.
Su castigo era claro: solo mirar y no correrme.
Se subió sobre la cama, imponente.
Con una fusta en la mano, me dio pequeños azotes.
No dolían.
Al contrario, me provocaban.
Se inclinó hacia mí y me susurró al oído:
—Cuando estés en tu punto más alto… cuando sientas que vas a explotar… cuando tu cuerpo arda y no pue