La señora Massu bajó las escaleras de la mano de su asistente. Al llegar al comedor, revisaba cada detalle. El blanco mantel con encaje y bordes doraros, la vajilla en blanco y visos azules, los cubiertos de plata, las copas de agua y vino alineadas de manera impecable, servilletas en tono blanco pastel, junto con los arreglos florales a los costados, y la hermosa fuente de centro de dos niveles, donde podían apreciarse deliciosos bocadillos exquisitamente decorados, complementaban la decoración del salón. Las cuatro lámparas de cristal a los costados aportaban un toque de elegancia, haciendo que el salón luciera resplandeciente. Las ventanas con marcos de madera y cortinas perfectamente alineadas ofrecían tanto elegancia como confort.
En las esquinas, cuatro arreglos florales en tonos pasteles destilaban un dulce perfume que envolvía el lugar. La fragancia era exquisita. La abuela había ordenado un arreglo en el centro de la mesa, con rosas azules, preparadas para la invitada de esa