Alan tomaba varias carpetas en mano de la mesa del comedor.
Kamil le abrazaba rodeándole con sus brazos.
-Nosotros no nos amamos…dejemos el juego, otro día seguimos en las adivinanzas…bien linda ahora suéltame, toma una taza y sírvete café, yo debo agilizar algunas cosas, debo ir a trabajar-.
-No entiendo como un chico como tú con semejante fortuna trabaja-.
-Porque el dinero no nace en árboles, mis padres hacen muy bien su labor de dirigir sus negocios, yo también-.
-Yo no quiero llevar pesadas cargas, cuando nos casemos tu asumirás todo bebé…yo tendré el deber de ser tu esposa, imagínate…siempre impecable y elegante para que te sientas orgulloso de mi-.
Alan le miró preguntándose si por casualidad sus padres notaban que todas las neuronas las tenía fracturadas, se apreciaba que ninguna le funcionaba.
- ¿Crees que seré una maravillosa primera dama? -.
-Dama de…-.
-Como las esposas de los presidentes, si tú eres el heredero, es justo que seas el presidente de la compañía, y yo asumiré