Capítulo 31. Intenso y profundo
Bajaron del auto de la mano mientras algunos empleados bajaban su equipaje fingiendo indiferencia. Ámbar estaba roja como un tomate por la vergüenza mientras que Marco simplemente sonreía y la llevaba al interior de la mansión.
Ella lo seguía sin darse cuenta de que no estaban yendo a su habitación.
Él le habló:
-¿Tienes hambre? ¿Estás cansada?
Ella pensó unos minutos.
-Sí, quisiera comer algo… y darme un baño.
-Muy bien. Lo arreglaré.
Él tecleó algo con rapidez en su móvil, sin dejar de caminar. De pronto ella despertó de su extraño trance y miró alrededor. No estaba yendo por pasillos conocidos de la casa.
Entonces preguntó:
-¿A dónde vamos?
Marco la miró con picardía.
-A mi habitación. ¿Estás de acuerdo?
Ella se sobresaltó.
-¿Ahora mismo?
-Sí. No te preocupes, sabes que no haré nada que no desees. Nos daremos un baño, comeremos algo… y ya veremos. ¿Te parece bien?
La verdad sea dicha, eso sonaba bien. Tal vez un poco peligroso, pero despertó su curiosidad.
-Sí, de acuerdo.
Entr