Capítulo 30. Quiero seguir aprendiendo
-Estás muy callada. ¿Te encuentras bien?
Ámbar miraba por la ventanilla del auto mientras caía el sol por el horizonte.
-No puedo evitar pensar…
La tomó de la mano.
-¿Se puede saber en qué?
-Si prometes no enojarte de nuevo…
Marco la miró interrogativamente. Había olvidado que se había sentido molesto cuando ella habló de trabajar.
-Lo siento. Pero no estaba enojado. Confieso que puedo entender lo que te sucede con este trabajo, no es fácil separar las cosas y seguramente tendremos que seguir trabajando en eso.
-Es bueno saberlo. A veces me cuesta saber qué es lo que sientes…
-No estoy acostumbrado a tener que… no lo sé… dar explicaciones, moderar mi carácter…
Ella le sonrió.
-Creo que lo entiendo. Es bueno hablarlo.
-Bien… ¿me dirás en qué pensabas?
-Bueno, tiene que ver con lo que dijiste, de separar las cosas. Me sentí culpable de engañar a tu familia…
-Entiendo…
-Pero no me quejo, no me malentiendas… sé que es nuestro trato. Sólo… fueron tan amables estos días…
Marco se quedó en