Capítulo 27. Piernas de gelatina
Entraron juntos al elegante comedor, donde los aromas deliciosos de la comida lo invadían todo. Ámbar nunca había visto tantos manjares juntos, y la emocionaba un poco el despliegue de lujos, pero a la misma vez pensaba en lo exagerado que era todo.
Saludaron con cordialidad y sentaron uno al lado del otro y ella descubrió que estaba algo hambrienta. Le sirvieron café mientras elegía algo de la mesa, y todos comenzaron a desayunar.
Marco preguntó:
-Bueno, papá, qué planes tienes para esta mañana, ya que nos despertaste temprano…
-Según he oído, ya estabas bastante despierto…
Ámbar enrojeció y Marco se rió con ganas.
-¿Puedes culparme? Ya me conoces. Susy no debería haber entrado.
-Es verdad. Y no, quién podría culparte.
-Entonces ¿Qué planteaste esta mañana?
-Parece que habrá una exhibición de embarcaciones en la orilla norte del lago, con deportes acuáticos, una feria local, algo pintoresca, pero con un espectáculo de danzas, y supuse que a Ámbar le gustaría.
A ella le brillaron lo