Vladimir Sokolov
Llegué a Italia, después de unas horas en el Jet. Aterrizó hace unos minutos, salí y un todoterreno me esperaba. Subí a el y mis guardaespaldas en otro detrás de mi.
Ellos sabían dónde debían ir, estaba informados de todo. Tendría a mi hermano cara a cara, tendría frente mía al culpable de todas mis desgracias. Soy un hombre muy pacífico, pero si me traicionan, engañan o hacen daño a la gente que quiero, no tengo piedad. Me hermano me buscó y me encontró, me provocó y ahora, voy detrás de él por imbécil.
—Señor, la casa de su hermano está ahí delante. — me dijo el hombre que estaba en el copiloto. —Si vamos con estos coches, nos verán.
—Aparcad y vamos caminando, rodead la casa. — ellos asintieron. —No quiero que escape nadie de aquella casa.
—Si, señor. — aparcaron como les dije.
Salimos del coche y caminamos hacia la casa por separados para no llamar la atención, está claro que la zona era de gente con dinero y seguridad.
Mis hombres fueron hacia delante para rod