POV DANTE
Salgo del departamento con pasos firmes, pero por dentro… por dentro, estoy hirviendo.
Sophía siempre ha sido terca, pero esto no es solo obstinación. Es como si estuviera destruyéndose a sí misma y arrastrando a todos con ella. Su dolor la tiene cegada y temo que se pueda perder.
Y lo peor es que no puedo dejar de verla. No puedo dejar de preocuparme.
Y Maldita sea no puedo sacarla de mi mente, de mi piel.
Subo al coche y golpeo el volante con fuerza.
—Maldita sea, Sophía!
Marcos me mira de reojo pero no dice nada. No tiene que hacerlo. Sabe que estoy al borde.
—Llévame a la mansión. No quiero manejar —Mi voz suena más grave de lo habitual, llena de una rabia contenida que amenaza con explotar.
Salgo y me monto en el asiento del copiloto.
Él asiente y el coche arranca, pero mi mente sigue atrapada en esas palabras que le solté en un arranque de furia.
"Tendrás que quedarte a mi lado hasta que a mí me dé la gana o hasta que me canse de ti."
La verdad es que nunca me cansé