En una mansión de lujo, la familia Covalec le comunicaba a su hija que desde ese día ya no continuará viviendo en ese lugar, sino que deberá trasladarse a la casa de su futuro prometido, donde debe demostrar su valor y que merece ser parte de esa familia.
Algo que la tenía completamente indignada, porque ella no quería ser tratada como si fuera una mercancía que era entregada al mejor postor.
- ¡No pueden hacerme esto! - Le dice a sus padres mientras sus lágrimas recorren sus mejillas. - Dijeron que podría elegir por mi misma con quién casarme.
- Eso fue antes de que nos dejarás en vergüenza. - En el rostro de su padre se podía ver reflejada la decepción. - Te dimos libertad, pudiste hacer lo que quisiste, elegiste tus propios estudios, tuviste el privilegio que tus hermanos no tenían. ¿Pero qué nos diste a cambio?
- La mirada de sus hermanos lo expresaba todo, mostraba decepción por ella, por sus actos. Ya no la veían ni la consideraban la Princesa del hogar, pero todo eso hab