—Sube— le dijo el rubio una vez que estaba en el estacionamiento.
Regina asintió y justo al momento de hacerlo unas sonoras risas llamaron su atención.
—Bromeas, ¿cierto? – preguntó una de las chicas que vestían ropa deportiva y que avanzaban directo al edificio de su trabajo.
—Para nada, te lo juro…Fiama está embarazada de Giancarlo — dijo la otra mientras avanzaban frente a ellos ignorando por completo su presencia.
Los ojos de Regina se abrieron con sorpresa y su sangre se heló al escuchar aquello, el rubio la vio de reojo.
—No lo puedo creer – se burló la primera —ella que se las daba de lista –
—Pues tal vez con eso se demuestre su inteligencia — habló la delgada joven que parecía saber de los hechos — aunque Fiama diga amarlo, estoy seguro que no lo hace sinceramente… es una lástima, Giancarlo también es muy guapo –
—¿E-embarazada? – mencionó la desconcertada joven que se sintió peor de cómo se venía sintiendo.
Tragó pesadamente al seguir viéndolas avanzar, pero ya sin lograr es