Laura al instante controló sus emociones y lo miró, respondiendo con frialdad: —Mi madre llamó para invitarnos a cenar esta noche, quieren discutir sobre la boda de Maite.
—¿A qué hora? ¿Dónde? —preguntó Miguel.
Por supuesto que quería participar en la discusión sobre la boda de Maite y Santiago.
¡Mejor si se casaban mañana mismo!
—¡No iré! —sabiendo que sus padres la odiaban tanto, era imposible que fuera.
—¿Tu madre no dijo que me invitaba a cenar? —pellizcó con suavidad la mejilla de Laura— ¿Por qué no quieres ir?
¿Acaso le dolía que Santiago se fuera a casar?
—A ninguno de los Sánchez le agrado. Si voy, solo los haré infelices. La verdad, no tiene sentido ir —Laura ya había controlado su tristeza hace tiempo y hasta esbozaba una ligera sonrisa.
No fue ella quien perdió a Maite a propósito, pero la consideraban malvada desde pequeña, la detestaban, la odiaban.
¡No había sido su culpa!
Miguel, al ver su aparente indiferencia, sintió una fuerte punzada y comentó: —No les agradas porq