Juliette seguía observando con desconfianza a aquel hombre, no le gustaba ser cuestionada y menos aun por un completo desconocido.
— Mi nombre es Travis Durand, nacido y crecido en este pueblo de leyenda, ¿Con quién tengo el gusto de charlar? — cuestiono el joven rubio.
— ¿Porque piensa que le daré mi nombre a alguien que me agredió de la nada? — cuestiono Juliette ya completamente molesta.
— Porque lo apropiado es que cuando alguien te dice su nombre, des a cambio el tuyo — respondió el joven sin intención de dejar marchar a la joven.
— Bonito razonamiento, pero me marcho, no fue un placer señor Durand — dijo la joven caminando en dirección opuesta a donde se hallaba el joven.
Travis observo a la chica alejarse.
— Lo lamento señores, pero el recorrido por hoy se ha terminado, en los mapas que les he entregado, encontraran los puntos de interés que Gevaudan tiene para ofrecer, así como los mejores restaurantes, fue un verdadero placer guiarlos esta hermosa mañana — dijo el joven corri