capitulo 75

Sarah pasó todo el día sentada en silencio, acompañando a su esposo mientras trabajaba. No se aburría; se quedaba tranquila jugando con su teléfono, de vez en cuando ayudaba a su esposo con el trabajo en la mesa y, de vez en cuando, salía para molestar a su suegra.

"¿No tienes nada que hacer?" preguntó mamá María con fastidio cuando Sarah entró a la oficina y se quedó esperando a que la invitara a almorzar.

"No, por eso vengo a molestar a la abuela que está trabajando. ¡Vamos a comer, tengo hambre!" Sarah le guiñó el ojo varias veces a mamá María, tratando de convencerla. Siguió insistiendo hasta que su suegra dejara de trabajar por un momento y la acompañara a comer.

No era una travesura sin motivo. Sarah lo hacía porque quería ganarse el corazón de su suegra, que llevaba mucho tiempo buscando la atención de su hijo. Solo quería que mamá María no estuviera sola.

"¿Dónde está tu esposo?"

"El papá del bebé está en una reunión, ya tiene comida allí."

"Está bien, dame un momento." Aunque
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