Dober se había acercado a Jusnes y conversaban junto a otros hombres. Por el lado de Mia, varias mujeres de diferentes edades se acercaron a ella para saludarla. Algunas Hiz y Dane la conocían por la reunión del té, como la princesa Einty.
—Hiz, —llamó Dane casi a susurro—, tengo un problema.
—¿Cuál? —inquirió la joven sin dejar de observar al público.
—Me incliné cuando ustedes bajaron.
—Lo sé, lo vimos.
—¿Qué hago? —Dane parecía comenzar a tener ansiedad.
—Nada, solo mantén la compostura de ahora en adelante. Seguramente nadie vio lo que hiciste.
—E-está bien —Dane se forzó a sonreír y adoptar la postura de Hiz frente a los invitados.
Mia llamó a las dos mujeres con la mirada y ellas se acercaron para saludarlas.
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