Dober notó que la puerta de su habitación estaba semiabierta y le pareció bastante sospechoso. Los empleados siempre cerraban del todo las puertas de las habitaciones, estaba dentro de los reglamentos.
Entró con sigilo, cambiando el iris de sus ojos a negros.
—Pero qué demorado estaba el Mando Segundo —escuchó un ronroneo muy conocido.
Se relajó y el iris de sus ojos volvió a violeta y caminó rápidamente hasta donde llegaba la voz.
Encontró a una chica pelirroja completamente desnuda, acostada en la cama a medio lado, con una pose bastante sensual.
Dober inspiró hondo y posó sus manos en su cintura.
—Betsy, ¿qué haces aquí?, ¿cómo entraste?
—Oh… el Mando Mayor parece no gustarle encontrarme en su habitación —soltó con voz seductora.
—Sabes que est&