-Hanna Sinclair-
-Dylan, espera...
-Hola Hanna, no pensé verte por aquí. -responde Dylan un poco asustado...
-Pues fue al revés, pensé que al llegar acá me encontraría contigo y al final tuve que enterarme por otros que ya no seguías ejerciendo.
-Eso es lo de menos, ¿Cómo estás? ¿Tu beba? ¿Bruno ya lo sabe?
-Son muchas preguntas, mejor vamos y te invito un café, me imagino que por el tiempo que llevas aquí tu turno ya terminó.
-Sí, quise quedarme a ver si la señora Blue y los bebés estaban bien.
-Pues como escuchaste, todo salió bien.
-¡Qué alivio! Ven vamos, aquí a la vuelta hay una cafetería que vende esos ricos panes de chocolate que tanto te gustan.
Salimos del hospital y caminamos pausadamente, ninguno de los dos dijo nada. Entramos a la pequeña cafetería y sí, era un lugar bastante acogedor, pedimos dos cafés y unos panecillos de chocolate y nos sentamos.
-Ahora si te puedo responder a tus preguntas. La primera estoy bien, la segunda también está bien mi princesa y la tercera, no se lo he dicho, eso no va al caso.
-¿Nunca vas a cambiar de idea?
-No, es lo mejor...
-Tienes razón, es lo mejor.
Flashback...-¿Cómo pudiste embarazarte de un desconocido?-era el grito de mi padre después de haberme dado una bofetada al haber encontrado los exámenes médicos que me había practicado en el hospital - Eres una vergüenza para esta familia, bien lo decía yo que dejarte hacer lo que quisieras traería consecuencias.
-Basta Leo, no digas esas cosas, está en los primeros meses, es fácil que se deshaga de "eso".
-¡Mamá!- "eso" era mi bebé, un ser inocente que no tenía la culpa de mis malas decisiones en la vida y el cual ya tenía un corazón que latía fuerte y claro.
-Tienes razón cariño, estos errores son fáciles de solucionar.
-¡No!, es mi bebé y mi cuerpo, yo decido que voy a hacer con el y el aborto no está en mis planes.
-¿Y cómo lo vas a mantener? ¿Con aire? Porque déjame decirte Hanna Sinclair, si tú traes al mundo a ese bastardo se acabó esta familia para ti.
-Cariño, por favor, esto es lo mejor para ti, aún eres joven y podrás ser madre, cuando tengas un matrimonio maravilloso.
-¿Igual al de ustedes?- plaf, la de segunda cachetada en mi mejilla no me la esperaba, literalmente me dio vuelta la cara y casi me caí, pero me recompuse. ¿Quiénes eran estas personas? No eran los padres amorosos y dedicados, lo que veían mis ojos llorosos era a dos personas que se estaban preocupando por el qué dirán y las implicancias de que fuera madre soltera para ellos.
-Si te querías encamar con alguien debiste usar protección, eres una estudiante de medicina a punto de ser médico, por dios ¿no te das cuenta de eso? Maldita sea, Hanna.
-Pero no lo hice y esperaba que ustedes me entendieran, es su futuro nieto o nieta.
-Ese bastardo no es ni será nada para nosotros y ya sabes Hanna, o te deshaces de él o te largas, tienes veinticuatro horas. Ahora, lárgate de mi vista, puede que lo que te quiero hacer capaz y cumpla lo que quiero.
Salí disparada del lugar, pensando en que mi padre haría lo que estaba prometiendo, me encerré en mi habitación y lloré, lloré tanto que después de unas horas se secaron mis lágrimas. Me acomodé en mi cama y miré alrededor ¿Qué tanto mal había hecho para que me trataran así? Lo único había sido quedar embarazada y este bebé no tenía la culpa de nada, era un ser inocente, pero lo que no esperaba era la reacción de mis padres ¡Dios! Querían que abortara. Dos médicos que han jurado salvar vidas. Toqué mi pancita y me decidí, tenía que afrontar mis actos y asumir las consecuencias y la respuesta a lo que había dicho mi padre y, aunque me doliera no habría vuelta atrás, tomé mi teléfono y marqué a la única persona en la que podía confiar.
-Dylan...
Fin del flashback
-¿Cómo estás tú?-Bien, las cosas no salieron de la mejor manera, pero puedo trabajar de paramédico y ya llevo unos meses en el servicio de ambulancias.
-¿Entonces es cierto lo que dicen?
-Ah, Hanna. Es todo cierto. Necesitaba dinero y en esa época Daniela se aprovechó de mi necesidad y de mi punto débil.
-Bruno... -pensé en voz alta.
-En cierta forma...
-¿Cómo? No entiendo.
-Estaba saliendo a escondidas con una chica y esa perra me pilló.
-Pero y ¿Bruno?
-Nuestra relación estaba mal desde hace tiempo y nada, ya no quería seguir jugando a la casita con él.
-Pero se amaban-exclamo molesta, Bruno sería cualquiera cosa, pero si de algo estaba segura era el amor que le profesaba a mi amigo.
-Pero no se puede vivir del amor, Hanna. Y, al final la oferta de esa loca me cegó. Gané muchísimo dinero al principio y pude preparar bien las cosas para separarme de Bruno, el problema fue cuando mi chica quedó embarazada, todo eso me hizo acelerar las cosas y me equivoqué en un procedimiento.
-Eso no es equivocarse, Dylan. Le quitaste la vida a un ser humano y casi muere la madre.
-Si esa niña no hubiera dicho que era yo...
-No puedes justificar lo injustificable, Dylan.
-Lo sé, lo tenía todo, pero la ambición me cegó y aquí me ves, ganándome la vida para cuidar de mi mujer y mi hijo.
-Y ¿Bruno? Alguna vez has pensado en todo el daño que le hiciste.
-Eso ya no tiene caso, Hanna. Fue bonito mientras tú no te metiste entre nosotros, después... todo cambió. -¿Cómo que después de que me metiera entre ellos? ¿de qué estaba hablando Dylan? -Hanna, no nos miremos la suerte entre gitanos, a ti te gustaba Bruno y él algo debe haber sentido por ti, pues desde que te fuiste todo cambió. El decía que me amaba, pero en sus ojos empecé a ver miedo y culpa, sé que ambos teníamos una relación libre y no puedo mentirte, tuve muchos y muchas en mi cama mientras estaba con él, porque sabía que no me iba a engañar, era lo más seguro, pero desde que se acostó con alguien en nuestra casa y tú te fuiste, él... él sólo cambió y ya.
Las palabras de Dylan me dejaron anonadada, ¿de verdad creía que yo era la culpable de su ruptura? ¿Yo fui un acostón más en la lista de Bruno? eso era y eso me había dicho a mi misma todos estos años...
-Pero ¿sabes que me hizo el click, mi querida amiga?- retomó lo que estaba diciendo y mis ojos trataron de verle a la cara, su sonrisa era cinica, había dolor e ira en su mirada- fue al ver a esa bebé... Era la perfecta combinación de ustedes dos y ahí quise arrepentirme de haberte ayudado, debí aceptar el dinero de tu papá y provocarte el aborto, pero no quise. Al principio, te ayudé como mi amiga, la que me había traicionado y no me lo dijo y cuando llamaron del hospital corrí como el estúpido amigo que era a rescatarte, pero m****a Hanna, esa bebé que vi en los cuneros era la respuesta a porqué todo cambió y no tuve asco de dejarte sola, casi muriendo en ese hospital, me importó una m****a nuestra amistad y te devolví lo que me habías hecho. -no, no, no, esto no podía ser cierto- y sabes, me sentí bien, era lo que te merecías por faltar a nuestra amistad.
Después, seguí con lo mío hasta que me descubrieron y fin de la historia, se me devolvió todo. Ahora, no podré ser médico como tanto quería, Bruno jamás me perdonará por haberlo abandonado y dejarlo sin un veinte y tú tienes todo lo que yo quería para mi vida...
Cada palabra que salía de la boca de Dylan en un puñetazo certero a mi conciencia. Sí, es cierto que le fallé, pero me fui y jamás pensé que ellos dos terminarían, pero el rencor de sus palabras me calaba hondo. Para ese momento, mis lágrimas no paraban de salir e intenté, en un movimiento estúpido acercarme a él.
-Perdóname.
-Nunca te voy a perdonar y si tienes a lo menos un poco de decencia jamás en tu vida le digas que esa niña es su hija, la gente con que trabajo perfectamente puede hacer lo que yo no hice en ese momento y te aseguro que saben todo respecto a ti y tu bastarda, así que ya sabes Hanna. Si quieres que tu hija viva es mejor que pienses dos veces las cosas e incluso, mejor vete. Tu presencia en esta ciudad es un peligro para esa niña- Dylan tomó sus cosas y se levantó, me volvió a mirar con resentimiento y hasta un dejo de maldad. Ese ya no era mi mejor amigo. Era un hombre cegado por el odio y por sus palabras debería hacerle caso.
Salió como si nada del café y yo me quedé estática sentada en mi silla, ¿debería irme? ¿Qué hago ahora?