—¡Al fin aparecen los tortolitos! —Mi madre se levanta de su asiento con el ceño fruncido y una bolsa de hielo en su mano, la cual oprime sobre su cabeza segundos después—. ¿Cómo has podido Derek? Te dimos absoluta confianza porque eres hijo de nuestros socios y amigos, porque se suponía que eras un muchacho ejemplar. Creo que voy a desmayarme de nuevo…
—Esto es inaceptable. —Ahora es mi padre quien se acerca a nosotros, con una expresión tan neutral que me asusta—. Por suerte ya pensamos en una solución.
Veo a Eva observarnos con burla e ira. ¿Por qué siempre ha sido así de venenosa?
—Señor Ansel. —Derek se aclara la garganta y aprieta mi mano—. Yo amo a Ava, eso no lo dude… y también quiero hacerme cargo del bebé que viene en camino.
Mi padre arquea una ceja.