BRANDON
Había estado dando vueltas en la oficina, sin poder concentrarme una mier**da, por toda la situación que tenía con Emilia y un peligro que no sabía de dónde venía.
Una de las cosas que más me llamaba la atención es que esta amenaza apareció desde el momento en que decidí recuperar a mi esposa. Me volvía loco saber que estaba en riesgo de perderla.
La bandeja de entrada estaba saturada, pero yo seguía releyendo una línea subrayada del guion de Moonlight, como si entre esas palabras pudiera encontrar una forma de descifrar a Emilia.
Escena 47: La lealtad no se compra, se prueba.
La subrayé. Dos veces. Un suave golpe en la puerta me sacó del trance.
— ¿Sí?
Renata, una de las encargadas del Departamento de Desarrollo, asomó la cabeza. Joven, eficiente, con esa sonrisa de quien siempre tiene todo bajo control. Pero esta vez no la traía, lo cual significaba que traía noticias de suma importancia.
— Señor Moretti, disculpe la interrupción, pero hay algo que creo que debería saber.
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