87. En mis manos
CRYSTAL
Había despertado sola; Ezra no estaba por ningún lado, aunque podía sentirlo cerca. Me quedé el resto del día en la habitación, mirando a través de la ventana la llanura donde está la manada de Ezra.
Muchos pensamientos vienen a mi mente: el Reino de los lobos, los niños inocentes, las personas vulnerables que no tienen la culpa de la avaricia por el poder.
Ellos no merecen eso.
Eder falló rotundamente y esta vez no voy a culparme ni a decir que fui yo la culpable; fue él, estas fueron sus propias decisiones, porque si hubiese sido sensato, habría seguido con su vida y yo con la mía, como si nunca nos hubiésemos conocido.
—Señorita.
Me giré hacia la doncella, quien traía una bandeja en sus manos. Detrás de ella está mi padre con una caja de terciopelo blanco en sus manos.
—Esto es un regalo que quiero darte.
Se acercó, colocando la caja en mis manos. La abrí con cuidado, admirando el hermoso colgante rojo con una piedra blanca en medio.
—Era de mi madre. Nunca te la q