86. Visitando una enemiga
EZRA
Bajé mi mano hasta su vientre, tocando la pequeña vida que creamos, que ella permitió existir.
Nunca lo creí de nuevo posible y ahí, dentro de su vientre, crece ese milagro, mi hijo, uno tan fuerte como yo, como ella, como él…
Abrí los ojos de golpe al comprender ahora las palabras de ese miserable. Mi hijo es mucho más poderoso; Crystal puede controlar el poder de mi cachorro mientras lo lleve.
¿Acaso el bastardo pretende que ella se enfrente a Eder? Eso jamás.
«Tal vez sea la única forma».
«No, Orus, es nuestra hembra, mi hembra, y lleva a mi cachorro. Jamás la expondré a algo así. Si tengo que enfrentarme a él y morir, lo haré».
«¿Y luego qué?», habla por fin Deimos, siempre es de los callados. «Mueres a mano de él, dejas el camino más libre para que haga con Crystal lo que quiera, y lo primero será sacarle a nuestro cachorro de las entrañas. Piensa, eres un maldito Alfa, sabes que mi fuerza y mi poder son sobrepasados por la de él. No voy a poder enfrentarlo solo».
Cr