88. Peligro
CRYSTAL
Las cosas que relata Morfeo son aterradoras, indescriptibles y sangrientas, al punto que tuve que huir de la sala para vomitar.
Me sentía mal, mareada, con el estómago revuelto de tan solo imaginar las escenas tan horribles que Morfeo describió con tanto detalle.
—Oye, lobita, ¿estás bien?
Giré al escuchar la voz y los pasos acercarse; sonreí al ver a los chicos venir hacia mí.
—Nos enteramos de que estabas aquí, así que cada uno quiso venir a traerte un regalo.
—¿De verdad? —pregunté a Noah, haciéndome la que no veía todo lo que traían entre sus manos.
Tomé cada uno de ellos; incluso uno era un retrato pintado de ellos.
—Es para que lo cuelgues en la pared de tu bebé y vea lo hermoso que soy, así cuando sea grande se enamore de mí.
Solté la carcajada al escuchar eso, si supiera que no será niña.
—Es un cachorro Alfa. A menos que tengas esa clase de inclinación, no tengo problema, pero su padre es otro caso.
En un segundo, me quitó su retrato de encima, mirándome de