—No volverá a pasar —dijo con voz ronca y tensa.
Negué con la cabeza—. Sí que pasará. Ya dijiste que no puedes cambiar su forma de pensar y sabes que tampoco puedes cambiar su forma de actuar. Pero la próxima vez que lo haga… no me quedaré de brazos cruzados. Y… —Me interrumpió, sujetándome el rostro con las manos mientras me tapaba los labios con el pulgar—. Yo tampoco me quedaré de brazos cruzados —prometió—. No dejaré que lo vuelva a hacer.
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ALEENA
Sin dejar de mirarlo, contuve la respiración hasta que su pulgar rozó mi labio inferior y se apartó.
Me humedecí los labios, saboreándolo.
Su mirada se posó en mi boca. Pero retrocedió un paso.
Sin pensarlo, me acerqué.
«Yo…» Respiré hondo. «Bien, dijiste que no has tenido relaciones. Si esto es eso, si esto va a ser eso, creo que acabamos de tener lo que probablemente cuenta como nuestra primera pelea, seguida de nuestra primera reconciliación». Sentí un nudo en el estómago, pero me obligué a seguir adelante. Dominic