Capitulo 4: Los gemelos

Entré al salón y me ubique junto a mis dos personas favoritas en este enorme lugar: Tommo y Tito. 

En realidad se llamaban Tomás y Teobaldo pero yo les decía así de cariño. Eran hermanos gemelos y podía decir que mis amigos en mi corta lista social. Desde que estudiamos el primer semestre nos volvimos inseparables. 

Era raro estar con ambos al mismo tiempo, como si tuviera un espejo a cada lado. Todavía me costaba un poco reconocer quien era quien sino me hablaban, lo único que los diferencia a mis ojos es su personalidad, Tito es más extrovertido y por lo tanto su actitud es más alborotada que la de Tomás. Siempre tiene un chiste para decir. 

En fin, eran mi alegría diaria y quienes me acompañaban en mis momentos de soledad cuando Aaron estaba con Andrea. Y por supuesto, mis paños de lágrimas. 

—El galán te vino a traer, ah —musitó Tomás cuando me senté junto a ellos. 

—Por fin tiene tiempo para ti —Tito dijo de mala gana a mi otro lado. 

Si, tenía la costumbre de sentarme en medio de ambos. 

Miré risueña a Tito, —Nunca te va a simpatizar verdad. 

—Jamás —declaró bordeando lo ojos. 

En cierta parte entendía a mi amigo, al principio adoraba Aaron pero cuando descubrió lo de Andrea se enojó muchísimo y todavía no entiende como acepté estar en medio de ese desastre. 

No está de acuerdo con mi teoría de que amo Aaron y voy a esperarlo estos dos meses para estar con él.

—Él no es mala persona Tito —defendí Aaron, aunque sabía que perdería mi tiempo. Tito ni volviendo a nacer lo acepta de nuevo. 

—Ese tío solo te usa para su conveniencia y tú sigues ciega —me riñó—. Pero bueno ya eres grandesita y sabes lo que hacéis, me tocará recoger los pedacitos de corazón que caigan cuando te desilucione —se quedó serio y no le discutí más. 

Habíamos quedado en no tocar ese tema, el tiempo le daría la razón a quien la tuviera. 

—Por lo menos sé que no me dejaras solita —hice puchero y me dio una pésima imitación de mirada asesina—. Sabes que me amas —bromee y le di un leve pellizco en la mejilla. 

Rodó los ojos. 

-—Tenés suerte que si. 

—Pff, tanto amor me empalaga —Tomás hizo una mueca. 

—Y tú celoso porque no es contigo —le espetó Tito. 

—Si Liz te ama a ti, también me ama a mí —se defendió—, recuerda que vinimos en paquete hermanito. 

Negué la cabeza porque este par era igualito por fuera, pero muy diferente en personalidad.

¡Madre mía! Eran únicos por eso los quería mucho. 

Vimos clases sin problemas y cuando dio la hora del almuerzo y Tito vio a Aaron acercarse a nosotros en el pasillo, puso mala cara. 

—Ya viene el cazador de un tiro. 

Tito le decía así a Aaron porque según él con un solo tiro logró casarme a mí y Andrea. 

Si, era bastante creativo mi amigo. 

—Pórtate bien —le advertí y se cruzó de brazos 

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