Capítulo 7: Encuentro Fatal

El ambiente se formó insoportable en menos de un segundo.

Quise salir corriendo pero la situación no me dejaba salida, solo permanecí en mi lugar esperando que Aaron interviniera en este enredo. 

—¿Quién es ella? —preguntó la susodicha mirándome con curiosidad. No tenía ápice de celos o molestia, solo eso: curiosidad. 

—Ella es una amiga —respondió Aaron cuando por fin encontró su voz—. De hecho es la novia de Raell —añadió y decir que me dolió fue poco. 

Si antes me sentí diminuta, ahora quería desaparecer. 

Andrea sonrió gustosa por la noticia. 

—¡Que bien! —su emoción fue grande—. No mencionó nada en la fiesta de bienvenida que malo es. 

—Es que apenas lo dejaron respirar ese día —Aaron soltó una risita nerviosa y sentí como me miraba. Yo no lo hice, era capaz de explotar aquí mismo si encontraba sus ojos. 

—¿Me perdí algo? —se escuchó la voz de Raell cuando regresó a la mesa. Lo miré apenada, por la bomba que estaba apunto de explotar en sus narices. 

—Que tienes novia y no dijiste nada —Andrea le reprochó cruzada de brazos. 

Él frunció el ceño perdido en el mapa. 

—Es que apenas se volvieron a encontrar —Aaron no se callaba y quise golpearlo. 

¡Por supuesto que si! Tenía que salvar su trasero delante Andrea, como si le importara perderla. 

Agg. 

Raell se dio cuenta del escenario donde apareció de pronto y cuando compartimos miradas le pedí ayuda a gritos con los ojos. 

—Ah si, Liz y yo apenas estamos saliendo de nuevo —Raell dijo para tratar de solapar a su amigo—, creo que vamos por buen camino ahora. 

Trató de sonar más relajado pero no le salió, aunque Andrea ni pareció sospechar. Era eso o el hecho que todos sabíamos porque la incomodidad menos ella. 

Si supiera de quien soy novia en realidad. 

—Pues mucho gusto Liz, yo soy Andrea la novia de Aaron —se presentó oficialmente y me dio un beso en la mejilla como si fuésemos íntimas de toda la vida—. Acá tenéis una amiga para lo que necesitéis —se puso a la orden. 

Ojalá hubiese sido odiosa, así me sentiría menos culpable e idiota en este momento. 

—Gracias —fue todo lo que pude murmurar. Ya quería que se acabará este encuentro fatal.

—¿Y por qué no me dijiste que venías a comer con ellos? Que mal novio eres —dijo juguetona y le dio una palmada en el brazo a Aaron. 

—Aún puedes unirte a nosotros —comentó Raell, mirando lobuno a su amigo. 

No entendí nada, se supone que debía hacer lo posible por espantar Andrea ¡no invitarla al show! 

Respiré profundo y traté de calmar mi cólera, aunque en cierto modo me lo merecía por aceptar esto desde un principio. 

Andrea se unió encantada de la vida a nosotros en la mesa y no dejaba de preguntar cosas a Raell y a mí sobre nuestra supuesta relación.

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