―Por cierto, Gabrielle, tú y Marcia optaron por quedarse en la casa de Ragnar ¿cierto? ―le preguntó Keren con curiosidad―Mas que optar, mamá Iva prácticamente le ordenó a mi mamá que nos quedáramos con él ―explicó Gabrielle ―Admito que al principio fue raro, pero ya nos hemos acostumbrado, sin duda, eso ha servido para conocernos mejor, lo cual, es algo bueno, pues papá Ragnar dice que está listo para presentarnos a su familia y amigos en Arzeth ――Pareces emocionada ―dijo Nero con una suave sonrisa en los labios―Lo estoy ―asintió Gabrielle ―Sobre todo, porque mi mamá luce más feliz que nunca, no la había visto sonreír así desde que mi papá falleció ――Si de algo sirve, creo que al mayor Ragnar le pasa igual ―dijo Nero ―Recuerdo que, cuando la señora Mina murió, él se apagó bastante, pero, ahora, con la gama Marcia a su lado, bueno, él luce bastante contento ――Ambos se merecen esta segunda oportunidad ―asintió Gabrielle ―En fin, olvidémonos de mi historia familiar, dime, Nero, ¿a d
―Vamos a acercarnos ―dijo Keren aferrándose a su sombrero de paja al mismo tiempo que se abría paso entre la gente―Por la Diosa, ¿ya viste eso? ―le preguntó un hombre a una mujer al mismo tiempo que señalaban a Anna sin ningún tipo de discreción―Que descaro ―gruñó la mujer ―No será lo que esperábamos, pero la princesa Judith sigue siendo nuestra princesa ――Aunque, esa joven es más bonita ―dijo el hombre―Con que Judith ―dijeron Anna y Keren en voz baja―Ah, esto se va a poner bueno ―dijo Elizabeth divertida― ¿¡Cómo se atreve!? ―gritó una joven que se encontraba en el mostrador ― ¿Qué acaso no sabe quién soy yo? ――Lo-Lo siento señorita, yo…―― ¡Nada de señorita! Soy la princesa Judith Nicolaou, soy la hija del príncipe Alastor ―dijo la joven mirando al vendedor con desprecio― ¿Enserio? ¿Ni siquiera saben mi nombre? ―preguntó Anna en voz baja―No, papá pidió a los criados y a los alfas que estuvieron en el palacio que no revelaran nada de la familia real hasta que él lo hiciera of
Mientras que Elizabeth se encargaba de llamar a Dante, Anna y Keren caminaban cerca de Judith, quien no apartaba la mirada de Anna.― ¿De dónde sacaste esa ropa? ―preguntó Judith finalmente ―Parece muy cara, sobre todo, esos pantalones cortos, ¿acaso son exclusivos? ―“Un exclusivo Elizabeth Manolis, sí” ―bromeó Keren con Anna por medio de su enlace―Se podría decir que sí ―dijo Anna con la voz temblorosa por la risa ―Verá, en realidad, el kimono me lo prestaron y los… ――Ah, no digas más ―dijo Judith con una sonrisita socarrona ―Seguramente fue ella ―dijo señalando a Mirabella ― ¿Verdad? ――No, en realidad, fue ella ―respondió Anna señalando a su tíaEn silencio, Judith observó a Keren de pies a cabeza. Desde el principio, algo en ella la había inquietado.Tal vez, era el hecho de que la loba hacía lo posible por ocultar su rostro con el sombrero.O tal vez, eran las lobas que las acompañaban, las cuales, hacían lo posible por mantenerse cerca.Sintiéndose repentinamente inquieta por
― ¡Judith! ―la llamó una joven loba irrumpiendo en el vestidor― ¿Qué sucede Betty? ――Debes venir a la tienda, allá afuera, está el hombre lobo más sexy del mundo ――Por la diosa, no lo sé, tus gustos en lobos son horribles ――Ya lo sé, pero te juro que esta vez no me equivoco ―dijo Betty con emoción ―Es guapísimo, creo que ambos harían buena pareja ――Vale, iré, pero si es una pérdida de tiempo, juro que me las vas a pagar ―gruñó Judith al mismo tiempo que se quitaba el vestido para, sin si quiera dudarlo, tirarlo al suelo inmediatamente después―Pero, princesa… ―sollozó la modista al ver que todo su trabajo se había arruinado―Ya no lo quiero, no me sirve ―dijo Judith despreocupadamente, lo que provocó que Anna y Keren fruncieran el ceño irritadas ―Saldré a buscar uno que sea de mi talla ―dijo tras colocarse una bata blanca que Betty le había dado―Tranquila, síguela, yo me quedo con ella ―le dijo Keren a Anna una vez que Judith dejó el vestidor―Está bien ―gruñó Anna al ver que, p
― ¿Y cómo esperas que se trate a una impostora? ―preguntó Elizabeth, quien comenzó a jugar con la peluca en sus manos―Por favor, ten algo de dignidad ―gruñó Amelia―Tu actuación ha llegado a su fin ―dijo Gabrielle ―Tienes ante ti al antiguo mayor de las fuerzas imperiales, Ragnar Alexiou ――Sin mencionar al futuro gran beta, Nero Fotia ―dijo Alice cruzándose de brazos―Y si aún así no nos crees, agreguemos un extra ―dijo Keren saliendo del vestidor con la modista que había estado trabajando en el vestido de Judith ―La encargada de la tienda, ha trabajado cinco años en el palacio de Interlunio, cualquiera de los aquí presentes la conoce ―Ante las palabras de Keren, Sophie se acercó a ellas y realizó una profunda reverencia antes de dirigirle una mirada llena de desprecio a Judith.―Usted no es mi princesa ―gruñó la loba ―Mi princesa y la hija del príncipe Alastor, es ella, Anna Nicolaou, nieta de su majestad, Máximus Nicolaou ―dijo con seguridad, provocando que todos los espectadores
Entusiasmados, todos aceptaron la idea de William, por lo que, aprovechando que todos habían ido al centro comercial con el mismo fin, encontrar algo de ropa adecuada para el juicio, el grupo comenzó a vagar por aquella tienda.― ¿Tú no buscarás nada? ―le preguntó Dante a Anna, quien había optado por refugiarse entre sus brazos―No, recuerda que ya tengo mi vestido para la presentación de la familia real, y en cuanto a lo que usaré en el juicio, bueno… ―Sin decir nada, ambos dirigieron sus miradas hacia el área de mujeres, dónde Sandrine y Elizabeth, discutían que combinaba mejor con el pantalón sastre blanco que ambas ya habían elegido.―Parece que no tengo voz ni voto en eso ―dijo riendo―Siendo así, entonces ayúdame, después de todo, lo que dije de mi hermana es verdad ―suspiró Dante exasperado―Espera ―susurró Anna, quien examinaba atentamente el atuendo de su compañero ― ¡Compraste ropa nueva! ¡Incluso zapatos! ――Pues claro, quería lucir bien para nuestra primer cita oficial ―d
―Vale, solo bromeaba, amargado ―gruñó Lysander entre dientes ― ¡Hey! Félix, Gio, miren esto ―dijo al mismo tiempo que tomaba un vestido y se lo colocaba por encima ― ¿No soy sexy? ―preguntó con tono coqueto, provocando que todos los chicos estallaran en carcajadas al igual que unos clientes y algunas vendedoras―Gracias a la Diosa Pía no está aquí ―murmuró Dante avergonzado―Eh, toma esto, Lys ―dijo Will lanzándole unas gafas de sol muy femeninas―Oh, joven alfa, no te hubieras molestado―dijo Lysander con la voz aguda― ¿Qué está haciendo Lys? ―le preguntó Anna a Dante tras salir del vestidor acompañada de Sophie―No preguntes… ―gruñó Dante, quien, fastidiado, pasó su mano por su cabello ― ¿Viste tu vestido, cariño? ――En realidad, no, Andy dijo que quería sorprenderme para agradecerme por haber puesto en su lugar a Judith y a sus amigas ――Entonces, ¿realmente arreglará tu vestido? ――En realidad, me hará uno nuevo ―dijo Anna riendo al ver como Lysander modelaba un nuevo vestido― ¿Q
Algo dudosa, Anna asintió y, tras soltar un suave suspiro, la joven encendió la radio, donde, casualmente, sonaba la canción “No me detengas ahora”, provocando que ambos compartieran una fugaz mirada antes de comenzar a cantar a todo pulmón.En ese momento, a la joven pareja no le importó llamar la atención de otros conductores, ni si quiera la de los lobos que preferían usar sus patas y corrían por una vía designada para ellos. Lo único que ambos deseaban, era disfrutar de la compañía del otro.Cuando finalmente llegaron al café, Dante aparcó en un espacio justo frente a la entrada, por lo que juntos, se apresuraron a entrar sólo para ser recibidos por Pía y Melba, quien parecía haber tenido una lucha con el harina de la cocina.―Ay, Dante, lo siento tanto ―exclamó Melba avergonzada ―Aún no hemos abierto y este lugar ha sido una completa locura ―― ¿A qué te refieres, Melba? ―preguntó Anna―Pues, entre los lobos que vienen a preguntar si abriremos pronto, entre los que vienen a dejar