Ante las palabras de su compañera, Alastor asintió mientras se apoyaba contra el marco de la puerta de la entrada.

―Sé que fue hace un año, pero ¿recuerdas su primera carrera? ―preguntó Alastor con la voz ligeramente entrecortada ―La primera que lideró en la manada… ―

―Lo hizo excelente… ―sollozó Iva ―Ahora, nuestra pequeña se prepara para la carrera de su vida, la de liderarnos a todos ―

―Sí… ―susurró Alastor al dirigir su mirada hacia la escalera, justo por donde Anna y Dante estaban bajando ―Y es nuestro deber limpiarle el camino ―

― ¿Mamá? ¿Estás bien? ―preguntó Anna corriendo escaleras abajo al percibir el aroma a sal de las lágrimas de Iva ― ¿Sucede algo malo? ―preguntó sujetándola de las manos

―No mi niña, estas condenadas hormonas ―moqueó Iva ―Abusan de que me pongo nostálgica ―

―Oh, mamá ―rió Anna al mismo tiempo que la abrazaba ― ¡Oye! ―exclamó divertida cuando Alastor se unió al abrazo y las apretujó brevemente

―Sin quejas, debo aprovechar que mis chicas están juntas ―sente