Capítulo 18: Vetada.
Por otro lado, en el pueblo de Arzeth, Alastor y Basil acompañaban a Gerard, Ulises y Emmet en sus incursiones a la guarida de Tabatha.
Ya no iban por respuestas ni para recuperar viejos recuerdos, sino que el trío mágico optaba por recuperar todo lo que fuese útil antes de que la limpieza pesada comenzara.
― “Es una pena que una mente tan brillante se pudriera de esta manera” ―suspiró Ulises un día mientras lanzaba un viejo cuaderno a una caja
― “Pudo ser una mujer respetada si no se hubiese obsesionado con el poder” ―coincidió Emmet, quien tras leer conjuros que ella misma había creado, se había convencido de que, si Tabatha no hubiese sido tan retorcida, él mismo la hubiese buscado para mentoría
Alastor, quien los había escuchado, no pudo más que estar de acuerdo.
Si bien Tabatha lo había torturado hasta el cansancio, al principio, como su institutriz, la mujer demostró tener amplio conocimiento.
“Demasiado para su propio bien” ―gruñó Aníketos
Además de su tarea de cuidar a sus hec