Capítulo 16.2: Lobos fritos.

Asintiendo, Alastor sonrió antes de girarse nuevamente a Anna.

―Denles algo de espacio, ¿está bien pequeña? ―

―Claro que sí papá ―sonrió Anna emocionada al ver como Charles retiraba la silla de la mesa para que Melba se sentara

―Bien, entonces, los veo en un rato antes de irnos ―dijo dando algunos pasos en dirección a la cocina

― ¿Qué sucede querido? ―preguntó Iva cuando Alastor se detuvo

―Aunque, si prefieren no volver a Arleth, estará bien, podemos vernos mañana en la ejecución ―dijo sonriéndoles a Armin y a William antes de continuar su camino con Iva a su lado

― ¿Podemos no volver? ―preguntó Armin

―Bueno, la sentencia hacia Samael ha sido dictada y la imagen del tío Arioch ha sido limpiada, supongo que, si no somos testigos y estamos satisfechos, podemos darlo por concluido ―dijo Anna antes de tomar una pequeña cucharada de helado de vainilla para ofrecérsela a Raiden, quien observó la cuchara antes de dedicarle una mirada llena de reproche a Anna

―Es lo único que tendrás enano ―
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