Capítulo 10.2: Diversión para dos lobos.
―Esto… ¿Está muy lejos? ―preguntó Anna mientras se acomodaba su gorra nuevamente
―Una media hora andando ―dijo Dante mirándola de reojo ― ¿Quieres que te lleve? ―preguntó al verla fruncir el ceño
― ¿Puedes? ―dijo ella girándose hacia él con su propia versión de la cara de puchero que Ares solía hacerles
―Vale, vale, lo haré, eso no es necesario ―rio Dante bajando la cesta ―Acomodemos esto para que no te compliques demasiado ―
― ¡Oh! ¡Son delicias de fresa! ―exclamó Anna cuando el dulce aroma del azúcar inundó su nariz
―Ayer le conté a Melba que tenías muchas ganas de comerlas, así que le pedí que te hiciera una caja para ti solita ―dijo Dante, quien no pudo evitar soltar una carcajada al ver como Anna se limpiaba la boca discretamente
― ¡Muchas gracias! ―exclamó Anna la mar de feliz antes de comenzar a mover algunas cosas para guardar sus botellas con agua y la caja de chocolate ―Pero, Dante, ¿dónde comeremos? Dijiste que era una playa virgen ―
―Cariño, confía en mí ―respondió él al m