ÁNGEL MILLAR
Planeé hacer que Laura olvidara su timidez. De nada le sirve ser pudorosa si luego le hago olvidar la ropa. Simplemente se despertó temprano y el plan se fue al demonio.
Me molesta que aún se niegue al placer que siente. ¿Qué importa si es correcto o no? Debería estar disfrutando de lo que está obteniendo. Tiene la tranquilidad que nadie iba a ofrecerle y además placer, ¿Estoy torturándola o le estoy enseñando a disfrutar con un hombre que no apostará su vida?
Ella despertó temprano y yo igual, al igual que mis deseos. La llevé a la ducha y le demostré lo que es despertar conmigo en su máximo esplendor. No existiría más pudor ni negativas. Nos metimos en la bañera y luego le demostré que sin la ropa y en mi compañía podía disfrutar con luz o sin ella.
Sali de la ducha y la vi intentando vestirse sosteniéndose de la pared.
-¿Estás cuidando que la pared no se caiga?- Le pregunté apoyado en la puerta
-¡Eres un idiota! Necesito privacidad si no te molesta- Sigue siendo un