Laura Torres había perdido su preciada inocencia y también la confianza en los demás. Con una pequeña familia que jamás actuó como tal, había buscado el amor para aliviar su soledad. Después de algunas relaciones que acabaron en fracaso, ella supo que su gusto al momento de escoger hombres era aún peor que el de su madre. Sus percepciones solo cambiaron tiempo después, cuando a su vida llegó Erick Ferrer. Él aparentaba ser el hombre perfecto, trabajador y honrado que siempre había deseado. Erick tenía un oscuro secreto que Laura desconocía, su adicción al juego. Él generalmente tenía suerte y no debía afrontar grandes pérdidas, pero solo bastó con encontrar a un mejor jugador que él para que todo cambiara en su vida. -Que lástima que te retires. Tenía una mejor apuesta que vale más que todo esto- Erick iba a retirarse, pero Ángel Millar aún tenía un as bajo la manga -Si pierdo no tengo nada que ofrecer. No podría pagar- Comentó desilusionado -Podria darte una fortuna y además, mi Lamborghini, ¿Estás seguro de retirarte?- Ángel lo vió dudar y supo que había ganado -Te escucho- Una sonrisa de lado se formó en Angel al saber que había tocado un punto débil en el ingenuo apostador -El apartamento en el que vives y también a tu novia por una semana. Es todo- Erick se puso de pie molesto, pero Ángel aún no había terminado- piensa en cuanto podrías ganar y en la vida que le darías a ella Erick lo pensó por unos momentos y tomó la decisión que no solo cambiaría su vida. -Acepto Solo unos días después, Ángel estaba listo para cobrar su apuesta, pero no contaba con la astucia de Laura. -Apostaste con él, pero no conmigo, ¿Tienes miedo de perder contra una mujer?
Ler maisLaura Torres creció en un ambiente que estaba muy lejos de ser el ideal para una niña. Sus padres jamás actuaron adecuadamente y gracias a eso aprendió una importante lección... "Si no aprendes a cuidarte, no habrá nadie que te proteja"
Roberto Torres, el padre de Laura, había desarrollado una fuerte adicción por el juego. Había logrado superar su vida de excesos, pero la adrenalina que le daba apostar hacía imposible que pudiera detenerse.Mientras Laura crecía, lo hacía viendo las múltiples peleas entre sus padres y pasando más tiempo fuera de casa solo en busca de paz. Jamás en aquel apartamento todo se veía igual de una semana a otra, porque su padre apostaba hasta los muebles solo para seguir adelante con su adicción.-¿Dónde está la mesa y las sillas papá?- Había llegado la hora de la cena y ella no pudo evitar notar la ausencia de esos muebles-Hay países donde comen sentados en el suelo. Come tu pizza y no molestes- Su padre le había respondido elevando la voz-Si papá- Sus ojos se cristalizaron y tomó aquellas porciones frías de pizza y se fue a su cuarto, el único que aún permanecía intactoAunque Roberto apostaba hasta sus propios zapatos, respetaba las pertenencias de su única hija. Él no consideraba tener una adicción porque las personas que conocía habían acabado apostando hasta a sus propios hijos. Las esposas acababan pagando también por lo que sus maridos ponían en juego.Roberto no se consideraba tan malo. Su peor época fue cuando había caído en las drogas y sentía que hasta colapsaría si no consumía a diario esas sustancias. Su esposa e hija lo habían visto más delgado que nunca en aquel momento y solo después de una sobredosis y la angustia que su hija sentía, el había comprendido que había tocado fondo.-Perdóname hija. No volveré a estar así jamás, te lo prometo- Aquel hombre jamás lloraba, pero hasta en sus peores circunstancias sabía que su hija era lo único que en su vida valía la pena-No te creo papá. Siempre dices que será la última vez pero vuelve a suceder- Jamás se había angustiado ni asustado tanto como en aquel momentoDesde aquel día, Roberto no había vuelto a consumir drogas, pero había desarrollado una nueva adicción, las apuestas. Todo en su vida era un círculo vicioso. Él perdía hasta la mesa, pero en el próximo juego se encargaba de conseguir una para su mujer e hija.Laura no culpaba a su madre por cansarse de aquella vida inestable. Las peleas jamás terminaban y ella quería poder decorar el apartamento como deseaba. Roberto y ella iban en direcciones opuestas y por eso Laura no comprendía cómo habían logrado permanecer tantos años juntos.Un día, su madre le dió un beso y sonrió diciendo "Mañana todo cambiará". Al despertar ella ya no estaba, ni tampoco sus pertenencias. En un año mandó pocas cartas dónde contaba cuánto le sonreía la vida después de haber conocido a ese hombre. Nunca envió dinero ni la invitó a visitarla. Fue allí cuando Laura entendió que su madre era muy egoísta y solo veía por si misma. Su padre, con mil defectos, jamás la había abandonado ni tampoco lo haría.Roberto le enseñó a su hija a jugar. Él pasaba tiempo con ella, aunque sus modos de hacerlo no eran los más apropiados, así como tampoco sus consejos.-Algún día serás mejor que yo- Le aseguró Roberto y ella sonrió orgullosaLos años siguieron transcurriendo y los cambios en los muebles siguieron sucediendo. Hubo noches en que su padre volvía golpeado, pero él lo justificaba diciendo que se había enfrentado a un mal perdedor. Aquello no era cierto, Roberto se había involucrado con gente peligrosa. Él estaba cayendo poco a poco en el bajo mundo y de eso su inocente e ingenua hija no tenía idea.En la adolescencia Laura atravesó muchos problemas debido a la ausencia de su madre y a todo el tiempo que su padre pasaba fuera de casa. Ella no tuvo apoyo de nadie en los momentos más difíciles o de más incertidumbre. Su cuerpo cambiaba constantemente y no tenía a su madre para acompañarla a realizar las compras que cualquier chica de su edad necesitaba. No echaba de menos a su madre, pero si deseaba una figura materna que pudiese ser su guía en los tiempos de grandes cambios para ella misma en la transición de niña a mujer. Así su padre jamás mencionara a su ex mujer, ella sabía que la seguía amando porque no había vuelto a relacionarse con ninguna mujer después de su partida.Así fue que Laura comprendió que debido a las figuras que había tenido y a su ejemplo sobre el amor, ella el día que se enamorara lo haría de un buen hombre con el cual tener una vida estable y una relación bonita lejos de las peleas, discusiones, adicciones y, por supuesto, apuestas.Lo que Laura no sabía era que la vida daba demasiadas vueltas y que muchas veces ella misma logra enfrentarte con tus mayores miedos cuando menos lo esperas. Así mismo ella también comprendería que las apuestas no siempre son tan malas, al menos cuando se trata de salvarse por lo que un inútil había apostado.Él amor no siempre aparece en las formas que deseamos y la vida nos tiene lecciones muy valiosas que nos enseñará de maneras extrañas. Laura deberá afrontar diversas situaciones que la pondrán en distintos peligros. ¿Es tan malo aquel que parece rudo o es más peligroso aquel con apariencia de angel y sucios secretos?Ella estará dividida y será codiciada por más de un hombre, ¿Quién será el que gane su amor?NARRADOR La descripción, la m*****a descripción que Erick dió sobre quién lo abordó hizo que Ángel comprendiera de quién se trataba y no lo podía creer. El objetivo era Laura, claro que lo era, pero también él. Tenía los medios económicos y mucha gente rodeándolo dispuesta a hacer lo que quisiera por varios billetes. ¿Cómo no lo pensó antes? Joder, fue un idiota por no poner más atención aún sabiendo que él la deseaba. En la estación de policía, Ángel y Laura daban su declaración sobre quien era el culpable, pero no lo hacían solos. Una fotografía le mostró a Erick quien fue el culpable de darle un susto de muerte. Alejo estaba hospitalizado después de sufrir un atentado por no alejarse de Laura. Al salir de ver a Ángel y a Laura, alguien lo había chocado intencionalmente haciéndole perder el control del vehículo que conducía. La policía estaba custodiando la clínica por miedo a que quien dejó al médico en esa situación quisiera terminar su trabajo. También Ángel había puesto s
NARRADOR Laura piensa en todo lo que ha ocurrido y en el seductor médico que la contrató para trabajar en la clínica siendo una desconocida, sin haber pedido referencias, en su contacto físico y también en la evidente atracción que él sentía hacia ella. Aún así, el jamás hizo una propuesta indecorosa, ¿Sería inocente? ¿Y si lo juzgó todo el tiempo? Cómo en todo sitio, la gente chismosa existe y Erick no tardó en enterarse que Laura sufrió un atentado. Haber ido al casino y encontrar oficiales de policía haciendo algunas preguntas, junto a los empleados susurrando con pesar y preocupados por la "Señora Millar" lo hizo arder de celos pero también de preocupación. -Oficial. Tengo algo que decirle y creo que está relacionado con lo que le sucedió a Laura Torres- Tomó valor dejando la partida de Póker sin terminar "Estúpido, claro que tiene que ver pero no eres más que un puto cobarde que no pensó en ella de nuevo y que por eso la perdiste"- La conciencia del ex protestó Eric
NARRADOR Alejo había intentado comunicarse con Laura al número de teléfono que aparecía en su contrato, pero no lo había conseguido. Ella siempre llegaba temprano, algunos minutos antes de su hora de entrada y no había tenido queja alguna sobre su desempeño. Decidió llamar a Ángel para saber que estaba ocurriendo. Una de las enfermeras que trabajaba muy cerca de Alejo había demostrado su preocupación por Laura y eso más lo alarmó. Se arrepintió de no haberla retenido allí el último día que fue a trabajar, ¿Le habría ocurrido algo? Muy molesto, Ángel decidió responder. Conocía bien al doctor y no se rendiría hasta obtener una respuesta. -¿Por qué me llamas? Se que fuiste tu- Lo acusó con rudeza sin darle tiempo a decir hola -Espera, ¿De qué rayos hablas? ¿Laura está bien? No sé presentó a trabajar en días y si la llamo me envía al buzón- Ángel ardía de rabia, una furia asesina lo dominaba y su mano se apretaba en el teléfono imaginando que era el cuello de quién hablaba -¿De q
NARRADOR Laura entró a la casa que tanto tiempo fue testigo de su pasión y del cariño que comenzaba a crecer entre los dos. Volver allí la hacía sentir una pequeña seguridad que en su apartamento ya no podría encontrar nunca, aunque algo había cambiado. Ella ya no se sentía ni remotamente parecida a la última vez que allí había estado. -¿Cómo te sientes? No te atrevas a mentirme, es mi deber preocuparme por ti- Advirtió Ángel al notar que ella gemía levemente de dolor aunque intentaba disimularlo -Me duele. Se que eventualmente pasará y aunque el dolor es menor que al inicio aún está presente- Suspiró de forma entrecortada y Ángel la abrazó intentando demostrarle que no estaba sola en su dolor. Físicamente solo ella sentía ese dolor, pero sentimentalmente era compartido -Amor tengo los analgésicos que te recetó el médico. Vamos a la cama, necesitas descansar- La acompañó al dormitorio y la ayudó a recostarse Ángel no se sentía capaz de dormir. Tenía su teléfono en modo vibr
NARRADOR El guardaespaldas que había liderado toda la operación para ver la casa de quién consideraba la señora Millar se dirigió a la habitación donde sus jefes estaban. En sus manos llevaba una bolsa de papel que guardaba todo lo que habían usado para espiar el apartamento. -Señora, espero que esté recuperándose favorablemente. Lamento su pérdida- Había hecho un gesto de respeto- Señor necesito hablar con usted en privado -¡NO!- Gritó sin poder contenerse. Ella sabía que lo que ese hombre diría tendría que ver con lo que le ocurrió y ella por nada del mundo se quedaría al margen de la situación- Lo que tengas que decir lo dirás aquí delante de mi -Señora, con el respeto que usted merece debo contradecir su pedido para favorecer su recuperación y que pueda mantener la calma. Señor por favor- El guardaespaldas debió contradecirlo, pero Laura no estaba dispuesta a escuchar sus excusas por buenas y lógicas que fueran -Dije que no. Lo que dirás es sobre quién destruyó mi embarazo
NARRADOR Ángel fue conducido a la habitación donde Laura estaba recuperándose. Al verla allí tan pálida sabiendo lo que le había ocurrido sintió una profunda impotencia que lo consumía por completo. Sentía que había estado a punto de perderla y si eso era culpa de alguien ajeno al destino se lo haría pagar. Guardaba en su bolsillo el estuche que tenía una hermosa pulsera con dijes de corazones. Sabía que probablemente era cursi, pero sabía que ella la amaría y con ella estaba decidido a pedirle que fuera su novia. ¿Cuántas veces habían hecho el amor sintiéndose piel a piel? ¿Cuántas veces se había derramado en su interior? No planeó traer un hijo al mundo, pero si había llegado no quería perderlo. La sangre que había manchado sus manos era la prueba de su unión con Laura y eso lo carcomía. ¿Qué iba a suceder si ella lo apartaba de su vida por la inseguridad de no sentirse protegida a su lado? Los guardaespaldas mientras tanto trabajaban siguiendo su experiencia y sin órdene
Último capítulo