NARRADOR
El guardaespaldas que había liderado toda la operación para ver la casa de quién consideraba la señora Millar se dirigió a la habitación donde sus jefes estaban. En sus manos llevaba una bolsa de papel que guardaba todo lo que habían usado para espiar el apartamento.
-Señora, espero que esté recuperándose favorablemente. Lamento su pérdida- Había hecho un gesto de respeto- Señor necesito hablar con usted en privado
-¡NO!- Gritó sin poder contenerse. Ella sabía que lo que ese hombre diría tendría que ver con lo que le ocurrió y ella por nada del mundo se quedaría al margen de la situación- Lo que tengas que decir lo dirás aquí delante de mi
-Señora, con el respeto que usted merece debo contradecir su pedido para favorecer su recuperación y que pueda mantener la calma. Señor por favor- El guardaespaldas debió contradecirlo, pero Laura no estaba dispuesta a escuchar sus excusas por buenas y lógicas que fueran
-Dije que no. Lo que dirás es sobre quién destruyó mi embarazo