—Solo quiero acabar con esto de una vez —susurré, mi voz quebrándose bajo el peso de todo lo que sentía.
La lluvia caía con fuerza, empapando nuestras ropas, pegándolas a nuestra piel. Mis lágrimas se confundían con las gotas que rodaban por mi rostro, y aunque mi cuerpo temblaba, no sabía si era por el frío o por la desesperación que me consumía.
Garret me miró con esos ojos serenos que parecían verlo todo, como si pudiera leer cada grieta en mi alma. No dijo nada al principio, solo acercó su mano con delicadeza y limpió mis lágrimas con la yema de sus dedos. Luego, sin apartar su mirada de la mía, inclinó su cabeza y besó mi frente con ternura.
—Todo estará bien —susurró contra mi piel—. No te preocupes.
Quise responderle, pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.
—Solo sigue adelante... —continuó él, su voz profunda y segura—. Cruza los valles, atraviesa las montañas… y lograrás lo que sueñas. Solo toma el control.
El peso sobre mis hombros pareció aligerarse ape