"Es una metáfora.
Te pones el arma entre los dientes pero no le das el poder de matarte"
Fumiko Ibars
Desde el momento en que abrí los ojos esa mañana en una habitación desconocida, no me había separado de mi supuesto "hermano". Josh caminaba a mi lado en silencio, como si temiera que si se alejaba un poco, simplemente desaparecería.
El jardín de la mansión era gigantesco, con senderos de piedra blanca que se extendían entre árboles perfectamente podados, fuentes talladas en mármol y flores de colores vibrantes. Pero no me importaba la belleza del paisaje.
Nada de esto me pertenecía.
Nada de esto me hacía sentir en casa.
Josh me hacía preguntas y yo respondía sin dudar. No tenía motivos para ocultarle nada. Cada palabra que pronunciaba era una pieza más de un rompecabezas roto. A cambio, él también me respondía, compartiendo fragmentos de una historia en la que yo supuestamente encajaba.
Pero cuanto más hablábamos, más evidente se volvía que éramos dos extraños.
A pesar de compartir u