5.

Rozanne: 

Una semana después.

Ya llevaba una semana trabajando en el colegio, cada día que ha pasado me he sentido como un pez en el agua, los niños se han adaptado a que sea su maestra, el dia de mañana es el dia del padre, o bueno, el dia en que los padres de los pequeños vienen a decir en que área trabajan, muchos de ellos están emocionados por traer sus papás al colegio. 

Lo que más me emociona es que todos tienen a sus papás con ellos, el domingo es el dia del padre y estaré lejos del mío, pensar en ello me pone un poco triste, pero se que mi papá estará bien junto a mi mamá y a Matteo. 

Justo ahora los pequeños terminaban sus dibujos, anoche me desvele un poco haciendo cada uno de esos dibujos para que ellos los colorearan, toda esta semana ha sido de evaluación, con esto he podido ver las fortalezas y debilidades de cada uno de ellos. 

Todos tienen sus puntos buenos y un poco malos, pero es cuestión de mejorarlos un poco. 

Erick es bastante bueno con el arte, es muy perfeccionista para la edad que tiene, hace todo con mucho cuidado, precisión y sobre todo, con calma. Es un niño bastante calmado, a pesar de que no pueda hablar, se ha podido comunicar con sus compañeros, incluso tiene una amiga, Maddie. 

Maddie es algo ruidosa, rie mucho y siempre esta encima de Erick preguntandole si tiene o necesita algo, de todos los pequeños Maddie es la más colaboradora y siempre está al pendiente de todos. 

—Ten —miré a Maddie que estaba sentada al lado de Erick—, es un bonito color, aunque a mi no me guste el rosa. 

Erick solo se encogió de hombros. 

Las clases de lengua de señas han avanzado un poco, para ellos es un poco complicado aprender eso siendo tan pequeños, así que me dedique a enseñarles solo lo básico, como el hola, gracias, por favor, entre otras cosas. Con eso puedo hacer sentir a Erick más cómodo. 

—¿Terminaron sus dibujos? 

—¡Si maestra Roxanne! —me tapé los oídos, Erick hizo lo mismo. 

Eso de gritar no se les quitará. Cada uno de ellos dejo el dibujo sobre mi escritorio, luego se fueron a sentar en sus respectivas sillas. 

—Vaya, todos están perfectos... Son todos unos artistas, dense un aplauso.. —sonreí. 

Cada uno empezó a aplaudir, luego el timbre sonó indicando de que era hora de la salida, los niños como de costumbre, ordenaban sus puestos y subían las sillas a las mesas. Cada uno de ellos se colocó su mochila y se formaron en una fila de dos, se colocaron las manos en los hombros para así, tomar distancia. 

Con mucho cuidado los guié hasta la salida, la maestra Julie estaba despidiendo a los suyos, así que me tocaba esperar. 

Ella me vio y la salude con un ademán, esta semana nos hemos vuelto bastante cercanas, es una mujer bastante divertida y muy honesta con lo que piensa, a decir verdad me cae bastante bien. 

Ya cuando despidió a sus niños, me toco a mi hacerlo, poco a poco cada padre venía llegando por ellos, mientras les recordaba la reunión del día de mañana para solo los papas. 

El padre de Erick había llegado por el, verlo me ponía nerviosa. Tengo que admitirlo, es un hombre realmente apuesto, caballeroso y sobre todo buen padre. Aun no salia de mi mente que el fue quien me lleno de lodo aquella noche, que es el dueño de esos cien dólares y la pulsera que siempre suelo usar. 

Cuando cene con el y nos tomamos ese café, me di cuenta de que es un hombre dulce y bastante sincero, además de que es un buen padre, es admirable todo lo que hizo para cuidar de Erick, aunque me entristece que el pequeño crezca sin esa figura materna. Pero esa mujer no merecía ser su madre, no después de haberlo abandonado como lo hizo. 

Hay mujeres que desean ser madres y no pueden, las que si, no merecen tener esa bendición que es un hijo. No lo entiendo ¿por que traer al mundo a un niño para hacerlo sufrir? Eso es algo que jamás entenderé.

—Adios Erick —me agache a su altura—, te veo mañana ¿si? 

—Adios maestra —me quede estática al sentir que me beso la mejilla. 

Solo le sonreí y acaricie su cabello, me puse de pie y se lo di a su padre, el me sonrio en modo de saludo, todos estos días nos hemos visto muy seguido ya que me había dicho que la nana de Erick se encontraba enferma asi que pidio unas horas libres para venir por el. 

Ya al estar a solas, me regrese al salón a recoger mis cosas y guardar los dibujos de los niños para entregárselos a sus papás el día de mañana. Cerré el salón de clases y me despedí del conserje y la directora, ellos son los últimos en irse. 

Al salir de la escuela me detuve al ver al padre de Erick afuera. 

—Señor Porter. 

—Hola —vino hacia mí—, te llevo a tu casa. 

—Vale. 

Me abrió la puerta del copiloto e ingrese al auto, Erick estaba en la parte de atrás del auto dormido, sonreí al verlo de ese modo, es un niño precioso. 

—¿Que tal tu dia? —me miró rápidamente. 

—Bastante bien —respondí—, como todos los días.. ¿El tuyo? 

—Algo agotador, he estado buscando a alguien para que cuide de Erick y aun no lo he encontrado, su Nana estará más días de reposo, la cirugía de su cadera tardará más de lo esperado —suspiro pesadamente. 

—Creí que encontrar a alguien seria sencillo. 

—No lo es, al menos no para mi... No me gusta dejar a Erick con cualquier persona, una vez lo hice y salio mal, asi que no quiero que cualquier persona lo cuide, quiero a alguien responsable.. 

—Entiendo —murmuré—, yo puedo cuidarlo si gustas. 

—Espera... ¿Hablas en serio? 

—Claro, si se te hace complicado, no tengo problema con cuidarlo —me miró y le sonreí—, se algunas cosas así que si estás de acuerdo, puedo hacerlo. 

—Bueno, tendría que pensarlo...

—Oye no te preocupes, puedes hacerme una entrevista como a cualquier persona, si te parece bien —me encogí de hombros—, te hare un curriculum si eso te hace sentir más tranquilo. 

—Lo apreciaria mucho —asintió—, puedes ir a mi departamento mañana ¿que dices? Después de la escuela por supuesto. 

 —Claro. 

Habíamos llegado al edificio en el que vivo, el se bajo junto conmigo, el clima últimamente se ha puesto un poco más frío de lo normal. 

—Te veo mañana Roxanne. 

—Nos vemos mañana Maximilian. 

El espero a que entrara al edificio para subirse a su auto, yo subí hasta mi piso, tenía una sonrisa enorme, hace tiempo que nadie me hacía sonreír de ese modo. 

(...) 

Al dia siguiente. 

Ordenaba las sillas y las mesas para los papás de los niños, después de hoy tendrían unas vacaciones de dos semanas para así tomarse un pequeño descanso de tantas tareas. 

—Buenos dias —Julie había entrado a mi salon, me dio la taza con café—, tómalo, te ayudo con el resto. 

—Gracias —me recargue de mi escritorio.

—Luces cansada ¿mala noche? 

—Algo asi, tengo un vecino un poco molesto. —rei un poco. 

Odiaba mentir, mis padres me enseñaron a ser siempre honesta pero la verdad no me gusta contarle a nadie sobre mis problemas. Anoche tuve una horrible pesadilla, era la misma de siempre, la de Zack golpeándome, pero esta vez era peor que las anteriores. 

El estaba abusando de mi. 

Por mas que luche dormir, me daba miedo hacerlo, me asustaba el hecho de volverlo a ver en mis sueños, tendré que hablar con mi mamá para así retomar mis terapias, hace dos años las había dejado creyendo que estaría bien, pero no fue así, esas horribles pesadillas habían regresado. 

—Creeme que te entiendo, yo tengo una vecina que tiene una guacamaya que es realmente ruidosa —rodó los ojos, yo me rei—, te dejo —miró su reloj—. Debo ir a recibir a mis papás, nos vemos Rox. 

—Nos vemos. 

Salió casi que corriendo del salon, yo termine de tomarme el café y empecé a preparar las bolsas que les daría a los niños por este descanso. Ya que no pude dormir se me ocurrió hacer estas cositas, así tuve mucho tiempo hasta que amaneció. 

Los niños empezaron a llegar junto a sus padres, uno a uno los empece a ubicar, salude a cada uno de ellos estrechando sus manos. 

Mi vista se fue hacia la puerta, Maximilian venía entrando de la mano con Erick, sus ojos conectaron con los míos y me dio una sonrisa, se veía bastante apuesto vestido de médico. Desvié un poco la mirada y procedi a posarme en el medio del salon.

—Buenos dias solecitos. 

—¡Buenos días maestra Roxanne! —me tape los oídos, los padres de los niños rieron un poco. 

—Como siempre, llenos de energía.. —sonreí—, a los papás, gracias por venir a la actividad de hoy, haremos una pequeña presentación, los niños se pararán justo aquí —señalé el sitio—, nos dirán como se llama su papá y a que se dedica, luego el papá nos dará una breve introducción de cómo es su trabajo. ¿De acuerdo? 

—¡Si maestra Roxanne! 

—Bien —tome mi cuaderno—, empezaremos por orden alfabético... ¿Cual es la primera letra del abecedario? 

—¡La letra A! 

—Muy bien... Empecemos con Abbie —ella se puso de pie. 

La pequeña Abbie se posó en donde le indique, yo me senté en mi escritorio a escucharla hablar sobre su papá que es un contador público. Lucia un poco nerviosa pero su papa le acaricio la espalda dándole aliento. 

Con un poco de discreción saque mi teléfono ya que me llego un mensaje: 

Maximilian: Estas realmente hermosa el dia de hoy, el beige luce precioso en ti.

Trate con todas mis fuerzas no sonreír, pero era imposible no hacerlo, mire a Maximilian quien me sonreía, sus manos estaban dentro de su bata, vaya que si me pone nerviosa. 

Y así fue uno a uno de los niños presentando a sus papás, un par de ellos eran albañiles, otros abogados, uno solo era psicólogo, otro empresario, policia, bombero y uno solo de ellos aún estudiaba, cada uno de los niños hacían preguntas a los padres. 

Ahora llegó el turno de Erick, el se poso frente a la pizarra con mucha confianza, su padre lo hizo detrás de el, yo me posé a su lado. 

—Para los papás que no lo saben, Erick no puede hablar, se comunica por medio de lengua de señas, así que yo voy a traducir lo que el dice con sus manos, espero que sean un poco pacientes con el. 

Todos ellos asintieron. Mire a Erick y le sonreí para que empezara. 

—Mi nombre es Erick Porter, mi papá es doctor, es Neurocirujano y ayuda a salvar las vidas de las personas que tienen enfermedades en sus cabezas. 

Maddie fue la primera en levantar la mano. 

—Maddie Fox —se puso de pie—. Señor don papá de Erick ¿Por que fue médico? 

—Un gusto, me llamo Maximilian Porter, soy medico neurocirujano.. Y respondiendo a tu pregunta, elegí ser medico por que me gusta salvar vidas —el sonrio. 

Maximilian empezó a explicar el por que quiso ser médico, lo explico de una forma sencilla para que todos los pequeños pudieran entender mejor de qué se trataba su oficio como médico. 

Cada niño le hizo una pregunta a Maximilian quien respondió con mucha calma y profesionalismo. Explico para que se usa el estetoscopio y algunos elementos que usan los médicos. 

Cuando Erick terminó, todos los niños aplaudieron incluyendo los padres. Me gustaba mucho ver como la convivencia entre los niños con Erick haya mejorado bastante. 

Ya después que todos los niños pasaron, les entregue la bolsita con las galletas y los malvaviscos. 

—No tendrán tarea por estas dos semanas, pero les recomiendo que los refuercen un poco en seguir con las letras del abecedario, actualmente estamos en la letra F, nos vemos en dos semanas mis niños. 

Me agache para que todos vinieran a mi a darme un fuerte abrazo y besos en la mejilla, iba a extrañarlos estas dos semanas. 

Poco a poco me despedí de cada uno de ellos hasta que quede a solas con Maximiliano y Erick. 

—Felicidades por la clase de hoy —sonrio. 

Me quedé como tonta mirando como el hombre frente a mi se quitaba la bata blanca, dejando ver su traje de médico y lo enorme de sus brazos y el torso, por Dios. 

Parpadee algunas veces para dejar de mirarlo. 

—Gracias, me esfuerzo por que asi sea. 

—No lo dudo, si estas lista... Podemos irnos. 

—¿Irnos? —fruncí el ceño. 

—Si ¿lo olvidaste? Por lo visto si, es sobre la entrevista. 

—¡Oh! Cierto, lo olvide por un momento... Deja que recoja esto y nos vamos —el asintió. 

Empecé a recoger mis cosas, por suerte no había traído mucho, al terminar apague las luces del salón y cerré la puerta, seguí a Maximiliano quien iba de la mano con su hijo, me despedí de Julie, su mirada me decía que le debía una explicación, con lengua de señas le dije que después le explicaba y ella asintió. 

Ayude a Maximiliano a subir a Erick al auto, luego yo sube y así el empezó a conducir hacia donde vivía. Mis manos empezaron a sudar de los nervios, era su cercanía lo que me ponia asi, no lo comprendía del todo, es la primera vez que un hombre me ponía de los nervios. 

Me enamore una vez y fue hace años, lo peor era que ese sujeto estaba casado, me sentí la peor mujer del planeta por mucho tiempo, aquel hombre me lo había ocultado y dejo ser la otra, no quería llevar una relacion asi, por mas que lo ame, mi dignidad estaba primero.. Mi mamá pasó por algo similar con Agnes hace años, no pensaba ser la causante de la ruptura de un matrimonio, eso no fue lo que mis padres me enseñaron. 

No he tenido suerte en el amor, claro está. Lastimosamente los hombres que he conocido han sido unos imbéciles, pero como me dijo mi mamá una vez, existen hombres buenos en el mundo, solo hay que saber esperar que llegue aquel que nos ame y nos respete. 

Siempre quise un amor así como el de mis padres, pero vivirlo a mi modo, quiero que alguien me ame con la misma intensidad en la que mi papá ama a mi mamá, como la mira y la cuida, así siempre lo soñé, pero mi suerte con los hombres no es buena. 

Por eso me quede soltera por un buen tiempo, me di un tiempo para mi, para seguir dándome el valor que merezco. Por que para amar a alguien, debo amarme a mi misma. 

El auto de Maximilian se detuvo en un enorme edificio, es uno de los más exclusivos de la ciudad. El ingreso al estacionamiento, me dijo que bajara y así lo hice junto con Erick quien no me soltaba la mano, se veía algo emocionado. 

—Por aquí. 

Lo seguí hacia el ascensor, los tres entramos al mismo y el presiono el botón cinco. El ascensor subió hasta el piso cinco, luego se abrió ya si salir al pasillo, todo este piso gritaba elegancia por todos lados, eso quiere decir que Maximilian viene de una familia adinerada. 

Llegamos hacia una puerta y el la abrió, se hizo a un lado para que yo lo hiciera junto con Erick. Quedé realmente impresionada por lo enorme que era su departamento, bueno, era mas grande que el mio, el mio es solo una habitación sin divisiones. 

—Siéntate —señaló el sofá—, Erick hijo, ve a cambiarte ¿si? —Erick asintió. 

Me senté en el sofá y dejé mis cosas sobre el suelo, saqué mi hoja de vida, Maximilian extendió su brazo y le entregue la misma, el empezó a leerla. Alzó las cejas en señal de asombro. 

—Vaya, sabes hacer muchas cosas.. Incluyendo primeros auxilios —me miró. 

—Es que cuando estaba adolescente entre a muchos cursos, hice demasiadas cosas la verdad... Me enseñaron que debía estar preparada para cualquier cosa —me encogí de hombros.

—Pues felicidades por tener unos padres que te hayan alentado a prepararte —sonrio—, si estás de acuerdo, solo cuidarás de Erick, te quedaras dos o tres noches aquí, ya eso depende de mi turno... Harás lo que hace su nana, te pagaré lo mismo que le pagó a ella. 

—Me parece bien. 

—Como son dos semanas sin clases, estaré más ocupado de lo normal —suspiro—, si estas dispuesta, te puedes quedar estas dos semanas aquí. 

—¿Quedarme aquí? 

—Tengo los turnos un poco cruzados, hace unos días un médico renunció y todo es un caos por que no hay un cardiólogo disponible, por eso buscaba a una persona con urgencia. 

—Lo entiendo, yo no tengo problema con quedarme aquí, pero... Permíteme aunque sea colaborar con los gastos ¿si? 

—No de ninguna manera —negó—, estarás básicamente a tiempo completo con mi hijo..

—Solo permíteme hacerlo... 

—Bien —suspiro—, te explicare lo que debes hacer... Por lo pronto, te pido que te quedes a cenar ¿que dices? —me sonrió.

—Claro —ambos nos pusimos de pie, el se acerco a mi. 

Quedo a una distancia un poco corta, alce un poco mi rostro para poder mirarlo mejor. Dios, este hombre me pone los nervios de punta, su mirada es intensa y sus facciones son rudas, me voy a enloquecer. 

—Gracias por hacer esto Roxanne —murmuró—, significa mucho para mi tu ayuda. 

—Lo hago con todo el amor del mundo, quiero mucho a Erick. 

—¿Recuerdas cuando te dije que soy un hombre bastante honesto? 

—Lo recuerdo. 

—Pues tengo que serlo Roxanne, no puedo seguir guardando esto... —se acerco mas a mi— y es que, quiero, con todas mis fuerzas besarte. 

No respondí, solo jadee por que no pensé que me diria algo asi, me tense al sentir como poso su mano en mi mejilla y acarició la misma con su dedo, su mano era suave, bastante suave. 

—Esto no está bien Maximilian —susurre—, soy la maestra de tu hijo. 

—Lo se, pero... ¿Como lucho con este enorme impulso? —nos miramos—, no he dejado de pensarte ni un segundo desde que cenamos en aquel lugar, tus ojos, tu sonrisa... Nada de eso sale de mi cabeza. 

Tomó una de mis manos y la puso en su pecho.

—Mi corazon esta que se sale de aquí —no nos dejamos de mirar—, me gustas Roxanne. 

Yo no sabia que responderle, no sabía si lo que sentía era atracción hacia el o por que de verdad me gusta, joder no se que es. 

Sus labios se unieron a los míos, el beso que me estaba dando Maximilian era suave y delicado, estaba deleitándome con lo delicioso que besa este hombre, mis manos tomaron su camisa e hice un par de puños. 

Esto no está bien. 

¿A quién engaño? 

Este hombre me gusta. 

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP