54. UN CORAZÓN ROTO.
Verónica entró a la comisaría con el corazón roto, unas ganas de llorar por no entender lo que ocurría. Las personas a su alrededor, le dieron una mirada de lástima.
Aquella mañana, no había visto a Alexander, pensó que quizá estaba molesto por volver a trabajar en el hospital de Levi. Sabía que ellos dos no se llevaban bien, así que trató de entenderlo.
— Le haremos unas preguntas de rutina, quiero aclarar que no está detenida, señorita Dixon.
Las palabras del policía le hicieron eco, aunque intentó prestar atención, su cabeza estaba procesando la traición de aquel hombre.
— Bien.
Los oficiales siguieron el protocolo, mientras la cabeza de Verónica se hacía tantas preguntas a la vez. ¿Qué había hecho pensar a Alexander que Verónica era culpable de la muerte de su madre? Ni siquiera recordaba el hecho.
— ¿Conoce a Amelia Dixon? —preguntó el primer agente con acento griego.
— No.
— Según la información que se nos hecho llegar, usted dirigió su cirugía en Junio de