Capítulo 58.
Andro viajó todo el camino con la pequeña cachorra entre sus brazos, era injusta la manera en que había sido arrancada de este mundo.
Él se resistía a creer que su pequeña cría podría haber tenido el mismo destino, comenzó a negar con el cabeza, aferrado a mantenerse con la ilusión de ver algún día el rostro de su pequeño o pequeña.
Después de llegar al territorio de la manada Luna Prohibida se había alejado del resto de manera silenciosa y discreta, para adentrarse en medio del bosque, donde podría haber muchas flores silvestres y el olor a dulce estaba en el aire la mayoría del tiempo del año.
— Un lugar maravilloso para jugar y pasar el resto de la eternidad— Le susurró a la pequeña cachorra.
Él se agachó para colocarla de manera correcta y comenzar a cavar un hoyo de manera que ella quedara en el lugar perfecto.
— Debes recibir el sol cuando sean tardes calurosas en verano y tener flores en abundancia en primavera.
Después de colocar a la pequeña, Andro se sintió congelado del cue