23. Las palabras nunca alcanzan

Presenté mis papeles de renuncia y aunque dejo buenas amistades aquí, pocas, pero buenas, estoy feliz. Me dirijo al ascensor ejecutivo y decido subir al piso 23 a preguntar por mi situación. Sé que debería esperar una respuesta, pero por lo menos quiero preguntar quien es el nuevo director, tengo entendido que el señor Olvera ya no está activo.

Otra vez, justo cuando pienso en ese apellido una punzada me atraviesa el corazón. No le doy la menor importancia porque cuando oprimo el botón para que el ascensor se detenga un estremecimiento extraño recorre todo mi cuerpo. La piel de la nuca, los brazos y las piernas se eriza y coloco una mano sobre mi pecho tratando de sostener mi corazón que parece querer salir de su encierro.

Pareciera que la cercanía del ascensor aumenta la opresión en mi pecho. Doy respiraciones profundas tratando de acaparar aire y estoy a punto de alejarme del ascensor cuando se detiene frente a mi.

Bajo la cabeza tratando de tranquilizarme cuando un cuerpo a esca
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo