Mientras Andy maneja y habla por teléfono, yo estoy distraída en mis pensamientos con respecto a la visita inesperada de Brenda.
Estoy pensando si decírselo a él, o dejarlo pasar por alto. De pronto escucho lo que el niño dice, mi sonrisa se hace ver porque mi hijo es muy inteligente y ha descubierto que estoy embarazada. No sé cómo lo ha hecho, pero creo que es cierta aquella teoría que dice que los hermanos presienten cuando un nuevo miembro está a punto de llegar a la familia.
—¡Voy a tener un hermano menor! —Volvió a decir.
—¡Cómo! —exclamó Andy, colgando la llamada que tenía. —Amor, ¿estás embarazada? —preguntó sin poder creerlo. Él me lo ha pedido muchas veces y fue así como decidí dejar a un lado las pastillas de planificar sin decírselo a él.
—Amo cada vez que te sorprendo con alguna noticia. —Comenté con mis mejillas coloradas como si hubiera regresado a los días cuando nos empezábamos a conocer y le tenía pena.
En el transcurso del viaje, él cuestionó que por qué no se lo co